"EL NEGRO CELE" POETA DEL TANGO
Por Eduardo Horacio Bolan
Celedonio Esteban Flores, así su nombre de nacimiento, supo
ser boxeador, letrista, recitador,
poeta. Entró a la historia del tango por la puerta grande como Celedonio Flores o simplemente “el Negro Cele”.
Autor de numerosas letras de tango que dejaron una marca imborrable en el 2x4.
Había nacido el 3 de agosto de 1896, cuando el siglo XIX moría. Todo indica (aunque hay opiniones encontradas) que supo ser su cuna el Barrio de Villa Crespo donde convivían criollos e inmigrantes de diversas latitudes. Ese barrio y ese tiempo, el de la Fábrica Nacional de Calzado.
Infancia
Fruto del matrimonio de Manuel Ceferino Flores y Fermina Rueda, Celedonio fue el segundo de sus cinco hijos. Ya había nacido su hermana Amelia, luego llegarían Manuel, Andrés y Héctor. Manuel Flores también supo ser autor de algún tango pero, sobre todo, fue el que, sin ser su biógrafo, conservó material de su famoso hermano.
Familia que crece necesita casa más grande. Se trasladaron al centro, a Talcahuano 48, casi Av. Rivadavia (es avenida desde la Ordenanza del 28 de setiembre de 1897). Sin lujos pero casa más amplia. (Hay quienes opinan que nació en el barrio de Almagro o en el centro y hacia 1910 la familia se mudó a Villa Crespo). Sus estudios primarios, Celedonio, los inicia en la Escuela “Presidente Roca” (calle Libertad 581). Aun hoy, esta escuela pública ubicada, frente a Plaza Lavalle, presenta el aspecto de un templo. Inaugurada en el año 1903 siendo obra del arquitecto italiano Carlos Morra, seguramente influído por la sentencia que dejara plasmada Domingo Faustino Sarmiento: “Nuestras escuelas públicas deben ser construídas de manera que su espectáculo, obrando diariamente sobre el espíritu de los niños, eduque su gusto, su físico (…)”
Próximo a concluir la escuela primaria, en Celedonio se despiertan anhelos artísticos y comienza a estudiar violín, en la Academia de Alberto Williams (1862-1952) para luego inclinarse por el dibujo. Muy pronto se da cuenta que esa no es su vocación y se dedica a escribir.
Lector nato desde la primaria, en su etapa adolescente dedica su tiempo libre a leer todo tipo de poemas y poetas: Evaristo Carriego, Belisario Roldán, Amado Nervo y muchos más, en especial, el “modernista” Rubén Darío (poeta, periodista y diplomático nicaragüense, 1867-1916).
En el decir de Augusto Roa Batos: “El lector nato siempre lee dos libros a la vez, el que tiene en sus manos y el que reescribe interiormente con su propia verdad al tiempo que lee. Un solo libro pero diferentes entre sí.”
Poeta
Celedonio, poeta genuino al fin, decide no copiar a los grandes escritores que había absorbido y resuelve adoptar su propio estilo. Escribe y trabaja en el Ferrocarril Central Argentino. Escribe y practica boxeo, es más, logró decisivos triunfos pugilísticos sin llegar a ser campeón. Su categoría corresponde a la de liviano; con el tiempo, su aumento de peso lo deja fuera del ring y de la competencia deportiva pero no su frenesí por el boxeo.
Su pasión lo guía y su destino lo lleva a ser poeta. De esto dan cuenta sus versos escritos sobre las hojas de un cuaderno, con fecha de 1915, y que tituló “Flores y Yuyos”. Según cuenta la leyenda, ese cuaderno es el que, años después, muestra a Carlos Gardel para demostrarle que realmente él, el joven Cele, es el autor de los versos. Sus ganas de hacer conocer su arte hacen que participe, en 1920, en el concurso que organiza el diario “Última hora”. Sale triunfador en el certamen y es ahí donde Carlos Gardel repara en ese joven.
Así comienza la historia grande de “el negro Cele”. Gracias a “la mano” que le dio “el morocho del Abasto” ese joven pasó a ser popular.
Se casa, con Luisa Vince; se vuelve amante del turf (acaso por su amistad con Gardel) y propietario de dos caballos de carrera, denominados “Gaucho” y “Tango”; desde siempre fanático del fútbol, se lo menciona como reconocido hincha del Racing Club de Avellaneda (al igual que Gardel).
Por un tiempo fue a vivir a la localidad de Claypole para alejarse de la noche porteña pero, con los años vuelve a la Ciudad de Buenos Aires, vive por un tiempo en Villa Urquiza y luego se muda a la calle Malabia 2154.
Entre ese año de 1920, ese joven que escribía versos ya antes de 1915, y ese día del 28 de julio de 1947 en que fallece, hay una “pila” de tangos que serán interpretados por Carlos Gardel y con mucha historia para contar.
Autor de numerosas letras de tango que dejaron una marca imborrable en el 2x4.
Había nacido el 3 de agosto de 1896, cuando el siglo XIX moría. Todo indica (aunque hay opiniones encontradas) que supo ser su cuna el Barrio de Villa Crespo donde convivían criollos e inmigrantes de diversas latitudes. Ese barrio y ese tiempo, el de la Fábrica Nacional de Calzado.
Infancia
Fruto del matrimonio de Manuel Ceferino Flores y Fermina Rueda, Celedonio fue el segundo de sus cinco hijos. Ya había nacido su hermana Amelia, luego llegarían Manuel, Andrés y Héctor. Manuel Flores también supo ser autor de algún tango pero, sobre todo, fue el que, sin ser su biógrafo, conservó material de su famoso hermano.
Familia que crece necesita casa más grande. Se trasladaron al centro, a Talcahuano 48, casi Av. Rivadavia (es avenida desde la Ordenanza del 28 de setiembre de 1897). Sin lujos pero casa más amplia. (Hay quienes opinan que nació en el barrio de Almagro o en el centro y hacia 1910 la familia se mudó a Villa Crespo). Sus estudios primarios, Celedonio, los inicia en la Escuela “Presidente Roca” (calle Libertad 581). Aun hoy, esta escuela pública ubicada, frente a Plaza Lavalle, presenta el aspecto de un templo. Inaugurada en el año 1903 siendo obra del arquitecto italiano Carlos Morra, seguramente influído por la sentencia que dejara plasmada Domingo Faustino Sarmiento: “Nuestras escuelas públicas deben ser construídas de manera que su espectáculo, obrando diariamente sobre el espíritu de los niños, eduque su gusto, su físico (…)”
Próximo a concluir la escuela primaria, en Celedonio se despiertan anhelos artísticos y comienza a estudiar violín, en la Academia de Alberto Williams (1862-1952) para luego inclinarse por el dibujo. Muy pronto se da cuenta que esa no es su vocación y se dedica a escribir.
Lector nato desde la primaria, en su etapa adolescente dedica su tiempo libre a leer todo tipo de poemas y poetas: Evaristo Carriego, Belisario Roldán, Amado Nervo y muchos más, en especial, el “modernista” Rubén Darío (poeta, periodista y diplomático nicaragüense, 1867-1916).
En el decir de Augusto Roa Batos: “El lector nato siempre lee dos libros a la vez, el que tiene en sus manos y el que reescribe interiormente con su propia verdad al tiempo que lee. Un solo libro pero diferentes entre sí.”
Poeta
Celedonio, poeta genuino al fin, decide no copiar a los grandes escritores que había absorbido y resuelve adoptar su propio estilo. Escribe y trabaja en el Ferrocarril Central Argentino. Escribe y practica boxeo, es más, logró decisivos triunfos pugilísticos sin llegar a ser campeón. Su categoría corresponde a la de liviano; con el tiempo, su aumento de peso lo deja fuera del ring y de la competencia deportiva pero no su frenesí por el boxeo.
Su pasión lo guía y su destino lo lleva a ser poeta. De esto dan cuenta sus versos escritos sobre las hojas de un cuaderno, con fecha de 1915, y que tituló “Flores y Yuyos”. Según cuenta la leyenda, ese cuaderno es el que, años después, muestra a Carlos Gardel para demostrarle que realmente él, el joven Cele, es el autor de los versos. Sus ganas de hacer conocer su arte hacen que participe, en 1920, en el concurso que organiza el diario “Última hora”. Sale triunfador en el certamen y es ahí donde Carlos Gardel repara en ese joven.
Así comienza la historia grande de “el negro Cele”. Gracias a “la mano” que le dio “el morocho del Abasto” ese joven pasó a ser popular.
Se casa, con Luisa Vince; se vuelve amante del turf (acaso por su amistad con Gardel) y propietario de dos caballos de carrera, denominados “Gaucho” y “Tango”; desde siempre fanático del fútbol, se lo menciona como reconocido hincha del Racing Club de Avellaneda (al igual que Gardel).
Por un tiempo fue a vivir a la localidad de Claypole para alejarse de la noche porteña pero, con los años vuelve a la Ciudad de Buenos Aires, vive por un tiempo en Villa Urquiza y luego se muda a la calle Malabia 2154.
Entre ese año de 1920, ese joven que escribía versos ya antes de 1915, y ese día del 28 de julio de 1947 en que fallece, hay una “pila” de tangos que serán interpretados por Carlos Gardel y con mucha historia para contar.
eduardobolan@gmail.com
¡¡Felicitaciones, Eduardo Bolan!! Excelente labor de Historiador y cultor de las bellas letras! Me paseo al azar por este blog y lo disfruto en total desorden, voy de lo más nuevo a lo viejo con múltiples fructíferas escalas. No dejo muchas constancias de mi paso y eso es una injusticia. Trataré de corregirme.
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