sábado, 9 de abril de 2022

JOSÉ ROGER BALET. BAZAR DOS MUNDOS

 

JOSÉ ROGER BALET. BAZAR DOS MUNDOS

 Por Eduardo Horacio Bolan

Tras una infancia con privaciones económicas y sin protección social, José Roger Balet, supo torcer un destino adverso  y apoyar con hechos tangibles a la educación. Sensible ante la necesidad de sus congéneres entendió la premisa de dar trabajo estable y lo llevó a cabo, como todo aquello que se propuso y  le fue posible. Propietario del “Bazar Dos Mundos”. Una de sus sucursales fue instalada en Villa Crespo.

 

Grandes Tiendas y Bazares

A comienzos del siglo XX las grandes Tiendas llaman la atención de los porteños. Desde los barrios se viaja “al centro” como una salida dominguera y observar, aunque más no sea desde fuera, los productos a la venta de los grandes negocios.

Harrod´s (con establecimiento comercial en Florida 877) y Gath & Chaves, ubicada en sus comienzos en Calle de la Piedad y Florida para luego trasladarse a Cangallo (Perón) y Florida. Con los años abre tiendas anexas en el centro y ocho locales en varias ciudades del país, además de la sucursal en Santiago de Chile, en 1910.

La tienda Harrod´s (abrió sus puertas en 1914). Única sucursal en el mundo de su homónima con sede en Londres, tal era la importancia de Buenos Aires.

El caso de la tienda compuesta por dos apellidos, aunque en el uso coloquial de los memoriosos se diga “Gatichaves”, corresponde a Mr. Alfred Henry Gath y al santiagueño Lorenzo Chaves. Ambos jóvenes se conocen trabajando como dependientes en el negocio Casa Burgos. La inquietud por mejorar hace que inauguren su propio comercio en 1883.

Estas empresas, símbolos de una época, van cambiando de dueños y en 1922 se fusionan.

Otro tipo de negocio a la calle también muy solicitado por los porteños de aquellos tiempos es el rubro de los bazares.

Bazar es una palabra de origen persa, proveniente del dialecto pahlavi, que significa “lugar o mercado de los precios”. Es lo que en árabe son los zocos o suq (mercados).

En la actualidad, quizá, no sea una palabra que signifique productos de gran valor pero hacia fines del siglo XIX y comienzos de XX, sí lo es. Allí es donde los vecinos pueden adquirir todo tipo de artículos para la casa, relojes, juguetes y, por sobre todo, objetos para regalar y “quedar bien”.

En el barrio de San Nicolás, ya desde 1870, se halla el Bazar Colón en Florida 248. Luego se mudará a Calle de la Piedad (actual Bartolomé Mitre) 125.

Ya entrado el siglo, en 1926, se inaugura otro bazar famoso, el de La Luna en Tacuarí y México, barrio de Monserrat, donde antes se encontraba otro bazar pero no de tanta importancia.

Un joven catalán de veintiséis años abre las puertas de un nuevo local que hará historia. Ya desde el nombre quiere agradecer a sus raíces y al continente que le ha abierto sus puertas para poder desarrollar su trabajo e intelecto, a su bazar lo llama “Dos Mundos”.

 

José Roger Balet

El matrimonio compuesto por Pablo Roger y Dolores Balet son por naturaleza y por necesidad trabajadores, por tradición y convicción creyentes en la fe católica. Dos de sus hijos son sacerdotes. Estos padres atienden y se preocupan mucho por otro de sus hijos, José, que está muy enfermo y le han dicho que mucho más no vivirá, al que llamaban cariñosamente “Pepito”, nacido el 3 de marzo de 1889. La madre le llena de cariño y gracias a sus cuidados, a la medicina y acaso, ¿lo habrá pensado Dolores?, a Dios su hijo va recuperando paulatinamente la salud y fortaleza.

A sus nueve años José debe abandonar su Barcelona natal  para afianzar la mejoría de su todavía endeble salud. Va a casa de unos parientes donde desempeña todo tipo de tareas en el negocio familiar y recibe a cambio comida y techo.

Pero no es tiempo de ser condescendiente, la necesidad económica obliga. Si a los cinco años se lo mima y a los nueve debe reponer totalmente su salud, ya antes de los once debe estar trabajando y ahora sí ganando dinero.

Su padre lo trae de vuelta al hogar  y le consigue un puesto en el comercio donde él a su vez presta servicios, un establecimiento de artículos de papeles para embalaje y otras mercancías. José es destinado al sector de ventas, más bien de corretaje, eso sí, sin un sueldo fijo, si vende bien sino ¡a vender como sea!

Así es como recorre toda la ciudad de Barcelona, todos los barrios, todos los sectores, los rincones de los barrios. Entabla conversaciones con todos los vecinos y los comercios. Aprende y vende, vende y aprende. Pero asimila el aprendizaje de verdad, no solo a vender, sino además porque muchos lo ayudan y también aprende a ser solidario.

A los quince años ya emprende su propio negocio y visualiza su futuro cercano. El reclutamiento ya está cerca, falta poco para que lo llamen al servicio militar preparatorio, que se realiza en la España de esos años antes de cumplir los veinte años. Luego vendrían años de servicio militar efectivo, por lo tanto no comenzaría a concretar sus proyectos hasta los veintidós. Mucho tiempo para esperar.

En 1906, con diecisiete años, se embarca rumbo a América en un viaje que dura veintiún días. Años después José bromearía al referirse que realiza el viaje del continente europeo al americano “a pie”, porque no había lugar físico donde acostarse o sentarse. Eso sí, seguía con su broma, tiene la suerte de viajar en tercera clase, porque ¡no había de quinta!

Cuando José recuerda que el viaje “lo hice a pie”, de cierta manera es verdadera la expresión ya que se consigue trabajo sin remuneración  en la cocina del buque Patricio de Zatrústegui que lo transporta a las nuevas tierras. Pronto observa que para “los de segunda clase” la comida es mejor y lo que sobra, aunque esté en buen estado, es arrojado al mar. En vez de tirar “por la borda” la comida sobrante, la guarda y lo reparte entre los viajeros de “tercera”.

José Roger Balet


¡En América!

A comienzos de la primavera austral de 1906 el buque llega a su destino: Montevideo, Uruguay. Como es su costumbre, ya sea por necesidad o curiosidad, José recorre toda la Ciudad y elige para dormir un sector, a cielo abierto, en la Plaza de Cagancha, ubicada en la Av. 18 de Julio. Once noches pernocta allí pero ya está ¡en América!

En la que sería la última de esas noches bajo las estrellas, cuenta José, se le acerca un caballero, al decir de aquellos años, y le pregunta sobre su vida y realidad. Por lo visto muy pronto comprende lo que vive ese muchacho y le entrega dos monedas de oro (recordemos que esto ocurre en 1906) y se retira. José ¿habrá pensado que era un enviado de Dios, de un Dios que nuevamente lo salvaba y le mostraba un camino?, José ¿habrá sonreído?

Con la fortaleza y tenacidad de todo inmigrante, y con dinero en el bolsillo, consigue empleo pero su visión le pide más. Su padre Pablo le había dado el dato que un pariente suyo, José Borró, vivía y trabajaba en Buenos Aires. Le hablan de lugares que existen del otro del Río y no lo duda, lo cruza. Llega a Buenos Aires en el vapor Tritón y se dispone a encontrar a su familiar. Cuando lo halla, su vida cambia porque ya dispone de techo y hasta de comida segura. Ya puede planificar su vida y concretar sus sueños.

Trabaja y cada vez mejora en los puestos que ocupa. Trabaja de lo que sea, de lo que se presente. De cadete y de vendedor. Su habilidad y su buen trato con la gente hace que lo requieran de diversos trabajos. Uno de sus empleadores lo comisiona a una de sus sucursales en Rosario. Allí va José, aunque pronto comprende que para él no solo es condición sine que non un buen trabajo con un excelente sueldo, lo que él requiere, lo que necesita es concretar sus proyectos: dar trabajo y ayudar a mejorar a sus semejantes. En su vida logrará ambas propuestas.

Bazar Dos Mundos

Deja Rosario y vuelve a Buenos Aires con sus diecinueve años (1908)

Trabaja en una tintorería, vuelve al corretaje. Se vuelve a afianzar en Buenos Aires. Por los días por venir, por los días por vivir.

En el año del Centenario Patrio conoce a Dresda Rossi, italiana de nacimiento. Luego de un breve romance se casan en 1911. De este matrimonio nacen cuatro hijos, dos mujeres y dos varones.

Es joven todavía pero ya debe mantener a una familia, a su familia elegida.

Luego de varios trabajos asalariados en comercios muy importantes del centro porteño tiene la oportunidad de instalar su propio negocio a la calle. Es en 1913 y en la intersección de las avenidas San Juan y Lima. El nombre comercial es Mundial Bazar.

Decidido a continuar progresando económicamente inaugura el 13 de mayo de 1915 el establecimiento Bazar Dos Mundos en la calle Corrientes y Bermejo (actual Jean Jaurés), en el barrio de Balvanera. Aquí se produce, a mi entender, un cambio sustancial en cómo implementar un negocio. José Roger Balet interpreta las necesidades de los vecinos de los barrios y se acerca a ellos. Recién en 1935 inaugura una filial en el centro, en Florida y Bartolomé Mitre, siempre bajo el axioma de “ganar poco y vender mucho”.

En aquella Capital Federal, llega a tener más de veintitrés locales abiertos, uno de ellos en Villa Crespo. Esta filial se establece en Corrientes al 5100, numeración par, en la esquina con Luis María Drago, la quinta esquina de Canning y Corrientes.

 

Ser solidario

José Roger Balet comprende que lo que obtuvo por su tenacidad y trabajo debe devolverlo en obras para la Comunidad. No solo hago mención al premio en dinero que le entrega a los aviadores españoles, comandados por Luis Ramón Franco, que en 1926 unen España, partiendo del emblemático Puerto de Palos, y Argentina. Roger Balet ofrece igual galardón a aviadores argentinos que realizaran el viaje desde Buenos Aires hasta España. Se efectúa la compra del aeroplano, se prepara el viaje pero el gobierno argentino nunca llega a autorizarlo.

No importa, José Roger Balet siente la necesidad imperiosa de devolver lo que él ganara con su esfuerzo. Compra la casa, en la ciudad de Cádiz, donde viviera y muriera en el exilio Bernardino Rivadavia y la dona al gobierno argentino en 1929.

Con su dinero colabora en la compra de pasajes de los españoles que desean regresar a su patria luego de la pérdida de sus trabajos en Buenos Aires durante la crisis de 1930.

Compra y dona el cuadro La Cancionera de Miguel Carlos Victorica para ser entregado al Museo construido sobre un terreno donado por Benito Quinquela Martín en La Boca (1936).

Dona en 1940 a la entonces Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires cinco pulmotores que compra en Gran Bretaña.

A los hospitales dona camillas, instrumental médico, material ortopédico, hasta un corazón artificial (en 1960) a la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires (UBA). Nada le es ajeno, repara campanarios de iglesias, y el dolor infantil le es propio, entrega a los niños enfermos juguetes, los que él no pudo tener en su Barcelona natal.

Lo más importante y destacado de su accionar es el empeño en llevar cultura y mejorar la situación social. Dona escuelas en todas las provincias y territorios nacionales de cómo se componía, en aquel entonces (1940), la República Argentina. No se olvida de Uruguay y allí también se dirige y dona la construcción de escuelas. Lo que no puede concretar, por dificultades políticas internacionales (1948), es construir una escuela en las Islas Malvinas.



Nunca estuvo de acuerdo que alguna de sus escuelas donadas llevara su nombre, lo que no impidió que gobiernos provinciales y municipales, con el tiempo, colocaran su nombre a calles de sus jurisdicciones. Actualmente muchas escuelas llevan su nombre.

En un recuento total fundó cuarenta y ocho escuelas públicas en la república Argentina, una en Chile y cinco en Uruguay, aunque algunas fuentes uruguayas dicen diecisiete.

José Roger Balet fallece en la Ciudad de Buenos Aires en 1973, con 84 años de edad. Ya no se encuentra abierta ni la casa matriz del Bazar Dos Mundos ni ninguna de sus sucursales. Hoy es un recuerdo, no nos olvidemos de los recuerdos.

 

 Por Eduardo Horacio Bolan

eduardobolan@gmail.com


 

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