JOSÉ ROGER BALET. BAZAR
DOS MUNDOS
Tras una infancia con privaciones
económicas y sin protección social, José Roger Balet, supo torcer un destino
adverso y apoyar con hechos tangibles a
la educación. Sensible ante la necesidad de sus congéneres entendió la premisa
de dar trabajo estable y lo llevó a cabo, como todo aquello que se propuso
y le fue posible. Propietario del “Bazar
Dos Mundos”. Una de sus sucursales fue instalada en Villa Crespo.
Grandes Tiendas y Bazares
A comienzos del siglo XX las grandes
Tiendas llaman la atención de los porteños. Desde los barrios se viaja “al
centro” como una salida dominguera y observar, aunque más no sea desde fuera,
los productos a la venta de los grandes negocios.
Harrod´s (con establecimiento
comercial en Florida 877) y Gath &
Chaves, ubicada en sus comienzos en Calle de la Piedad y Florida para luego
trasladarse a Cangallo (Perón) y Florida. Con los años abre tiendas anexas en
el centro y ocho locales en varias ciudades del país, además de la sucursal en
Santiago de Chile, en 1910.
La tienda Harrod´s (abrió sus puertas en 1914). Única sucursal en el mundo de
su homónima con sede en Londres, tal era la importancia de Buenos Aires.
El caso de la tienda compuesta por dos
apellidos, aunque en el uso coloquial de los memoriosos se diga “Gatichaves”,
corresponde a Mr. Alfred Henry Gath y al santiagueño Lorenzo Chaves. Ambos jóvenes
se conocen trabajando como dependientes en el negocio Casa Burgos. La inquietud por mejorar hace que inauguren su propio comercio
en 1883.
Estas empresas, símbolos de una época,
van cambiando de dueños y en 1922 se fusionan.
Otro tipo de negocio a la calle
también muy solicitado por los porteños de aquellos tiempos es el rubro de los
bazares.
Bazar es una palabra de origen persa,
proveniente del dialecto pahlavi, que significa “lugar o mercado de los
precios”. Es lo que en árabe son los zocos o suq (mercados).
En la actualidad, quizá, no sea una
palabra que signifique productos de gran valor pero hacia fines del siglo XIX y
comienzos de XX, sí lo es. Allí es donde los vecinos pueden adquirir todo tipo
de artículos para la casa, relojes, juguetes y, por sobre todo, objetos para
regalar y “quedar bien”.
En el barrio de San Nicolás, ya desde
1870, se halla el Bazar Colón en
Florida 248. Luego se mudará a Calle de la Piedad (actual Bartolomé Mitre) 125.
Ya entrado el siglo, en 1926, se
inaugura otro bazar famoso, el de La Luna
en Tacuarí y México, barrio de Monserrat, donde antes se encontraba otro bazar
pero no de tanta importancia.
Un joven catalán de veintiséis años
abre las puertas de un nuevo local que hará historia. Ya desde el nombre quiere
agradecer a sus raíces y al continente que le ha abierto sus puertas para poder
desarrollar su trabajo e intelecto, a su bazar lo llama “Dos Mundos”.
José
Roger Balet
El matrimonio compuesto por Pablo
Roger y Dolores Balet son por naturaleza y por necesidad trabajadores, por
tradición y convicción creyentes en la fe católica. Dos de sus hijos son
sacerdotes. Estos padres atienden y se preocupan mucho por otro de sus hijos,
José, que está muy enfermo y le han dicho que mucho más no vivirá, al que llamaban
cariñosamente “Pepito”, nacido el 3 de marzo de 1889. La madre le llena de
cariño y gracias a sus cuidados, a la medicina y acaso, ¿lo habrá pensado
Dolores?, a Dios su hijo va recuperando paulatinamente la salud y fortaleza.
A sus nueve años José debe abandonar
su Barcelona natal para afianzar la
mejoría de su todavía endeble salud. Va a casa de unos parientes donde desempeña
todo tipo de tareas en el negocio familiar y recibe a cambio comida y techo.
Pero no es tiempo de ser
condescendiente, la necesidad económica obliga. Si a los cinco años se lo mima
y a los nueve debe reponer totalmente su salud, ya antes de los once debe estar
trabajando y ahora sí ganando dinero.
Su padre lo trae de vuelta al hogar y le consigue un puesto en el comercio donde
él a su vez presta servicios, un establecimiento de artículos de papeles para
embalaje y otras mercancías. José es destinado al sector de ventas, más bien de
corretaje, eso sí, sin un sueldo fijo, si vende bien sino ¡a vender como sea!
Así es como recorre toda la ciudad de
Barcelona, todos los barrios, todos los sectores, los rincones de los barrios.
Entabla conversaciones con todos los vecinos y los comercios. Aprende y vende,
vende y aprende. Pero asimila el aprendizaje de verdad, no solo a vender, sino
además porque muchos lo ayudan y también aprende a ser solidario.
A los quince años ya emprende su propio
negocio y visualiza su futuro cercano. El reclutamiento ya está cerca, falta
poco para que lo llamen al servicio militar preparatorio, que se realiza en la
España de esos años antes de cumplir los veinte años. Luego vendrían años de
servicio militar efectivo, por lo tanto no comenzaría a concretar sus proyectos
hasta los veintidós. Mucho tiempo para esperar.
En 1906, con diecisiete años, se
embarca rumbo a América en un viaje que dura veintiún días. Años después José
bromearía al referirse que realiza el viaje del continente europeo al americano
“a pie”, porque no había lugar físico donde acostarse o sentarse. Eso sí,
seguía con su broma, tiene la suerte de viajar en tercera clase, porque ¡no
había de quinta!
Cuando José recuerda que el viaje “lo
hice a pie”, de cierta manera es verdadera la expresión ya que se consigue
trabajo sin remuneración en la cocina
del buque Patricio de Zatrústegui que
lo transporta a las nuevas tierras. Pronto observa que para “los de segunda
clase” la comida es mejor y lo que sobra, aunque esté en buen estado, es arrojado
al mar. En vez de tirar “por la borda” la comida sobrante, la guarda y lo
reparte entre los viajeros de “tercera”.
A comienzos de la primavera austral de
1906 el buque llega a su destino: Montevideo,
Uruguay. Como es su costumbre, ya sea por necesidad o curiosidad, José recorre
toda la Ciudad y elige para dormir un sector, a cielo abierto, en la Plaza de Cagancha, ubicada en la Av. 18
de Julio. Once noches pernocta allí pero ya está ¡en América!
En la que sería la última de esas
noches bajo las estrellas, cuenta José, se le acerca un caballero, al decir de
aquellos años, y le pregunta sobre su vida y realidad. Por lo visto muy pronto
comprende lo que vive ese muchacho y le entrega dos monedas de oro (recordemos
que esto ocurre en 1906) y se retira. José ¿habrá pensado que era un enviado de
Dios, de un Dios que nuevamente lo salvaba y le mostraba un camino?, José
¿habrá sonreído?
Con la fortaleza y tenacidad de todo
inmigrante, y con dinero en el bolsillo, consigue empleo pero su visión le pide
más. Su padre Pablo le había dado el dato que un pariente suyo, José Borró,
vivía y trabajaba en Buenos Aires. Le hablan de lugares que existen del otro
del Río y no lo duda, lo cruza. Llega a Buenos
Aires en el vapor Tritón y se
dispone a encontrar a su familiar. Cuando lo halla, su vida cambia porque ya
dispone de techo y hasta de comida segura. Ya puede planificar su vida y
concretar sus sueños.
Trabaja y cada vez mejora en los
puestos que ocupa. Trabaja de lo que sea, de lo que se presente. De cadete y de
vendedor. Su habilidad y su buen trato con la gente hace que lo requieran de
diversos trabajos. Uno de sus empleadores lo comisiona a una de sus sucursales
en Rosario. Allí va José, aunque pronto comprende que para él no solo es condición
sine que non un buen trabajo con un
excelente sueldo, lo que él requiere, lo que necesita es concretar sus
proyectos: dar trabajo y ayudar a mejorar a sus semejantes. En su vida logrará
ambas propuestas.
Bazar
Dos Mundos
Deja Rosario y vuelve a Buenos Aires
con sus diecinueve años (1908)
Trabaja en una tintorería, vuelve al
corretaje. Se vuelve a afianzar en Buenos Aires. Por los días por venir, por
los días por vivir.
En el año del Centenario Patrio conoce
a Dresda Rossi, italiana de nacimiento. Luego de un breve romance se casan en
1911. De este matrimonio nacen cuatro hijos, dos mujeres y dos varones.
Es joven todavía pero ya debe mantener
a una familia, a su familia elegida.
Luego de varios trabajos asalariados
en comercios muy importantes del centro porteño tiene la oportunidad de
instalar su propio negocio a la calle. Es en 1913 y en la intersección de las
avenidas San Juan y Lima. El nombre comercial es Mundial Bazar.
Decidido a continuar progresando
económicamente inaugura el 13 de mayo de 1915 el establecimiento Bazar
Dos Mundos en la calle Corrientes y Bermejo (actual Jean Jaurés), en el
barrio de Balvanera. Aquí se produce, a mi entender, un cambio sustancial en
cómo implementar un negocio. José Roger
Balet interpreta las necesidades de los vecinos de los barrios y se acerca
a ellos. Recién en 1935 inaugura una filial en el centro, en Florida y
Bartolomé Mitre, siempre bajo el axioma de “ganar poco y vender mucho”.
En aquella Capital Federal, llega a
tener más de veintitrés locales abiertos, uno de ellos en Villa Crespo. Esta
filial se establece en Corrientes al 5100, numeración par, en la esquina con
Luis María Drago, la quinta esquina de Canning y Corrientes.
Ser
solidario
José
Roger Balet comprende que lo que obtuvo por su tenacidad y trabajo debe
devolverlo en obras para la Comunidad. No solo hago mención al premio en dinero
que le entrega a los aviadores españoles, comandados por Luis Ramón Franco, que
en 1926 unen España, partiendo del emblemático Puerto de Palos, y Argentina. Roger Balet ofrece igual galardón a
aviadores argentinos que realizaran el viaje desde Buenos Aires hasta España.
Se efectúa la compra del aeroplano, se prepara el viaje pero el gobierno
argentino nunca llega a autorizarlo.
No importa, José Roger Balet siente la
necesidad imperiosa de devolver lo que él ganara con su esfuerzo. Compra la
casa, en la ciudad de Cádiz, donde viviera y muriera en el exilio Bernardino
Rivadavia y la dona al gobierno argentino en 1929.
Con su dinero colabora en la compra de
pasajes de los españoles que desean regresar a su patria luego de la pérdida de
sus trabajos en Buenos Aires durante la crisis de 1930.
Compra y dona el cuadro La Cancionera de Miguel Carlos Victorica para ser entregado al Museo construido
sobre un terreno donado por Benito
Quinquela Martín en La Boca (1936).
Dona en 1940 a la entonces Municipalidad
de la Ciudad de Buenos Aires cinco pulmotores que compra en Gran Bretaña.
A los hospitales dona camillas,
instrumental médico, material ortopédico, hasta un corazón artificial (en 1960)
a la Facultad de Ciencias Médicas de Buenos Aires (UBA). Nada le es ajeno,
repara campanarios de iglesias, y el dolor infantil le es propio, entrega a los
niños enfermos juguetes, los que él no pudo tener en su Barcelona natal.
Lo más importante y destacado de su
accionar es el empeño en llevar cultura y mejorar la situación social. Dona
escuelas en todas las provincias y territorios nacionales de cómo se componía,
en aquel entonces (1940), la República Argentina. No se olvida de Uruguay y
allí también se dirige y dona la construcción de escuelas. Lo que no puede concretar,
por dificultades políticas internacionales (1948), es construir una escuela en
las Islas Malvinas.
Nunca estuvo de acuerdo que alguna de
sus escuelas donadas llevara su nombre, lo que no impidió que gobiernos
provinciales y municipales, con el tiempo, colocaran su nombre a calles de sus
jurisdicciones. Actualmente muchas escuelas llevan su nombre.
En un recuento total fundó cuarenta y
ocho escuelas públicas en la república Argentina, una en Chile y cinco en
Uruguay, aunque algunas fuentes uruguayas dicen diecisiete.
José
Roger Balet fallece en la Ciudad de Buenos Aires en 1973, con 84 años de edad.
Ya no se encuentra abierta ni la casa matriz del Bazar Dos Mundos ni ninguna de sus sucursales. Hoy es un recuerdo,
no nos olvidemos de los recuerdos.
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