VILLA TALAR: INFORMACIÓN SOBRE UN BARRIO PORTEÑO QUE NO EXISTE MÁS
Parte III
A fines de 1919 e
inicios del año 1920
El fin de 1919 se acercaba. Fue
un año importante para Villa Talar, pero no fácil, ni allí ni en el país en
general.
Pongámonos un poco en situación.
El mundo estaba viviendo, razonablemente esperanzado, el fin de la primera
guerra mundial, llamada con más exactitud, la "Gran Guerra" europea.
En la República Argentina,
promediaba la primera presidencia de Hipólito
Yrigoyen. El Intendente Municipal era, interinamente, Saturnino
García Anido a quien sucedería desde diciembre del 19 hasta octubre de 1922 José
Luis Cantilo.
Efectivamente, el 19 no había
sido un año fácil.
Como situación de fondo el país estaba, trabajosamente,
tratando de salir de los trastornos económicos que la guerra trajo por la
reducción de compras y transportes para los productos argentinos.
El año se había inaugurado
dolorosamente. Resumiendo lo más posible, ocurrió que el 7 de enero, los
obreros de los Talleres Metalúrgicos Vasena (en Parque Patricios) declararon
una huelga en demanda de más justas condiciones laborales. La empresa trató de
quebrar la huelga con obreros que no adherían, lo que desató actos de violencia
de parte de los huelguistas como saqueos a armerías, incendio de iglesias y
toma de talleres.
Aquí hay que señalar que el
primer sindicalismo argentino (y el mundial)
estaba dominado o muy influido por el anarquismo que en su oposición a
toda forma de autoridad favorecía el caos como terreno propicio para su avance.
El día 9 se declaró una huelga general. Yrigoyen ordenó reprimir lo que -como
suele lamentablemente ocurrir- tampoco se hizo con sutileza.
Síntesis: entre el 7 y el 11 de
enero, la violencia de un lado y del otro provocó más de 600 muertos y
alrededor de 3.000 heridos. Nuestra Historia llama a esto, elocuentemente,
"La Semana Trágica".
Más allá de este
horrible principio de año, Yrigoyen debió afrontar en ésta su
primera presidencia (1916-1922) más de 300 huelgas lo que da una idea del clima
en que vivía el país.
VILLA TALAR
Pero limitémonos a
nuestro tema. El año se cerraba alimentando esperanzas de mejoras vecinales.
El
domingo 7 de diciembre comenzaron a dar frutos algunos de los incansables
pedidos de la Asociación de Fomento de Villa Talar (AFVT).
Ese día se efectuó
en la Villa -desde temprano y organizada por la Asociación misma- una gira de inspección del Delegado Municipal de la zona norte de la
Capital, Señor Lorenzo Balleto.
Aunque no dispongo de
precisiones sobre las atribuciones de este funcionario surge de la nota periodística
que su labor consistía, al menos en
parte, en tomar contacto directo con las realidades barriales para asesorar al
Intendente Municipal.
El propósito de la
gira era la constatación visual y en el lugar ("in situ" y "de
visu" diría un amante de los latines) de las numerosas deficiencias
denunciadas y con las necesidades de mejora. Falta de desagües, de alumbrado y
de calles empedradas eran las principales necesidades de los vecinos. Todo esto
quedó ampliamente mostrado y demostrado, a juzgar por las medidas que se
tomarían más adelante.
Visita del Dr. Francisco Beiró en Villa Talar
El delegado
municipal fue acompañado en su recorrido por el barrio por los integrantes de
la Comisión Directiva de la A.F.V.T., por el Diputado Nacional Dr. Francisco Beiró, por el
concejal Dr. Amuchástegui, y otro
funcionario, un Señor Manzano, director de la
"sección conservación niveles y calzadas".
(En cuanto al Dr. Beiró, acotemos que su familia fue vieja vecina de Villa
Devoto, con la que siempre siguió vinculada. En febrero de 2008 la Junta de
Estudios Históricos de Villa Devoto logró que la Legislatura de la Ciudad
aprobase una ley protectora de la casa del Doctor Beiró (en la esquina de
Marcos Paz y José Luis Cantilo), salvándola del riesgo de la demolición. El Dr. Francisco Beiró, diputado como
ya dijimos a la fecha de esta gira, fue luego -en marzo de 1928- elegido candidato a Vicepresidente de la Nación por
el Radicalismo Yrigoyenista. Integró así la fórmula ganadora Yrigoyen-Beiró y
debía asumir el cargo el día 12 de octubre de 1928. Pero eso no pudo ocurrir
pues Beiró falleció en el mes de julio.)
Concluida la gira que
comentamos, la comisión directiva de la A.F.V.T. obsequió a los visitantes con
un almuerzo que se sirvió en el Restaurant y Bar San Martín.
No puedo resistir la
tentación de comentar algo sobre este lugar histórico de Villa Devoto. Se trata
del bar "alemán" situado en la ochava sur de la Av. San Martín y
Pedro Morán. Soy -como lo fue mi padre- uno de los muchos que en su jardín
frontal, bajo las palmeras y el cielo, tomaron, en alguna noche de verano y
junto a amigos cómplices, sus primeros chopps de adolescente. Ignoro si el bar
existe actualmente, pero sin duda muchos recuerdan su mobiliario exterior con
las redondas mesitas metálicas y pequeñas sillas del mismo material,
equipamiento entonces habitual de las cervecerías, ilustres predecesoras de las
que pululan actualmente.
El caso es que en ese
"bar alemán" se homenajeó a las autoridades visitantes. Es una
lástima que la fotografía no estuviese entonces más difundida ni fuese tan
nítida como puede serlo hoy. Tenemos que conformarnos con lo que los
periodistas del momento decidieron registrar.
Digamos entonces que
el periódico "La Época", del lunes 8 de ese diciembre de 1919 señala
que concurrieron a este almuerzo los señores: Lorenzo
Balleto, Francisco Beiró, José A. Amuchástegui, Diego Manzano, Romeo, Temoni,
Elmi, Damián Díaz, N. Nazarielli, Salvador Gatti, Leopoldo Fasquel, Manuel
Garrido, José Venetolo, Juan Vernengo, Leopoldo Mata, Juan Arbelles, Julián
Bourdeu, José Pedro Fernández, Senén Morla, José Abbiate, R. Argentino Calvo,
Ignacio A. Bordenave, Hércules Barberis, Jerónimo Belgrano, Antonio Daglio,
Adrián Bulo, Eduardo Charpentier, Eduardo Villagra, Camilo Poltti, Atilio
Cervino, Andrés Calzetta, Honorato Accialini y Rómulo Barberis.
Quizás algún vecino
actual reconozca aquí el nombre de un pariente o viejo conocido de la familia.
Todas estas gestiones
y esta gira de inspección -reforzadas por otras constantes demandas- darían
finalmente resultados positivos. Aunque claro está que, de acuerdo con una
especie de estilo nacional, no con demasiada rapidez...
Los primeros días de
1920 fueron testigos del inicio de una acción conjunta de varias entidades
vecinales de la parroquia de San Bernardo. En relación con las parroquias
-divisiones zonales de la Iglesia Católica- recordemos que entonces se las
empleaba también para delimitar jurisdicciones electorales y de allí su
influencia en la vida política de la ciudadanía.
La parroquia de San
Bernardo fue creada por decreto del Poder Ejecutivo Nacional el 11 de abril de
1894 y comprendía los barrios de Villa Crespo (su sede), Caballito, parte de
Flores, Villa Gral. Mitre, Santa Rita, Villa Devoto, Villa Talar, Villa del
Parque (con Agronomía y Parque Chas), Villa Ortúzar, Chacarita, Colegiales,
Palermo y Almagro.
Según lo expresa
"El Progreso" de Villa Crespo del 4 de enero, la A. F. de Villa Talar
había invitado a las asociaciones del mismo carácter existentes en la referida
parroquia a efectuar en común una gestión ante las autoridades municipales.
Es justo señalar que
-siempre según la fuente citada- esa invitación tenía un cercano antecedente en
otra formulada por una "Asociación Defensa Vecinal" de la que carezco
de otros datos.
¿Qué motivaba la
necesidad de unirse para actuar ante la Intendencia Municipal? Pues que existía
un proyecto de ensanche del Cementerio del Oeste o de Chacarita, que implicaba
entre otras cosas "la clausura definitiva y grave de arterias importantes
como la avenida Warnes y otras".
Este proyecto fue
inconsulto y se lo consideró "descabellado" y "no conveniente
para los respetables intereses de los habitantes y propietarios" de la
zona afectada.
Concluye así "El
Progreso": "Entendemos asimismo que las asociaciones de fomento que
circunstancialmente se confederen con ese
objeto, deben señalar al señor Intendente la conveniencia de fundar una
necrópolis en el Sur, para evitar a su numerosa población las molestias que
origina el traslado actual a la Chacarita y la necesidad que existe en ordenar
a una comisión de médicos e ingenieros el estudio de un sistema de cementerio
en relación con la grandeza de la metrópoli".
Es evidente que el
proyecto de ensanche afortunadamente no prosperó. No hay datos para asegurar
que eso ocurrió por la acción de las asociaciones vecinales, pero es lícito suponer
que esa actuación influyó y que los vecinos de Villa Talar fueron parte del
éxito.
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