NUESTROS
VECINOS: LA FAMILIA FIORAVANTI
Por Eduardo Horacio Bolan
El título de este artículo
no nos remite al relator, me corrijo debo decir narrador de fútbol “Fioravanti”
como a Joaquín Carballo Serantes (su verdadero nombre) gustaba que lo llamaran por
su oficio laboral.
Por lo tanto, no es por
“atento, Fioravanti”.
Tampoco por la bebida gaseosa
más antigua del mundo (patentada en 1878) originaria de la ciudad de Guayaquil
(Ecuador) denominada “Fioravanti” que, inclusive, es anterior a la gaseosa más
famosa propiedad de una multinacional (patentada en Estados Unidos en 1886)
aunque esta última terminó comprando a la ecuatoriana y hoy comercializa la
marca.
Me refiero, a la sazón, a esa familia inmigrante, de
origen italiano, que en algún momento, a mediados de la última década del siglo
XIX, llega a Buenos Aires y de la cual surgen artistas autodidactas, los
cuales, con sus obras, maravillan a los especialistas y a los amantes del arte.
Familia numerosa
El matrimonio Fioravanti
arriba al puerto de Buenos Aires desde su Italia natal con cinco hijos: Luis,
Vicente, Ana, Santiago y Octavio, que es un bebé. Su primer domicilio
villacrespense es en la calle Aguirre. Allí viven hasta el año 1907.
Apenas llegados a estas
costas, la familia se agranda con el nacimiento de más vástagos. En 1896 nace
José, posteriormente María y luego Guerino.
El matrimonio totaliza así
ocho hijos.
Entre Villa Crespo y Chacarita
La vivienda en Villa
Crespo y el trabajo en Chacarita. Es en este último barrio donde la familia
Fioravanti establece su comercio de
venta de mármoles. Negocio muy apropiado por estar cerca del Cementerio del
Oeste (1886), también conocido, ya por aquellos años, como “de la Chacarita”. Por
Ordenanza de 1949 queda establecido que el nombre oficial es “Cementerio de la
Chacarita” (su entrada principal es por la Av. Guzmán 680).
Sea porque necesitan una
casa más grande, más cómoda o por
problemas de alquiler se mudan a la calle Frías. Allí viven hasta 1920.
Posteriormente se trasladan a Loyola, donde permanecen por siete años para
luego mudarse a un inmueble de la calle Aráoz.
Estos datos de direcciones
y sus mudanzas le fueron suministrados al historiador villacrespense Cayetano
Francavilla por Ana Fioravanti.
Octavio, un niño artista
El último de los hermanos
nacido en Italia, más precisamente en la localidad de Civitanova, es Octavio
(1894-1970).
A la temprana edad de once
años ya es un artista en el trabajo del mármol.
(Se asegura que muchas de
las obras funerarias del Cementerio fueron realizadas por Octavio)
Trabajo y pasión se dan
cita en las manos de este niño/joven que tan pronto la ley se lo permite toma
la ciudadanía argentina.
Incansable, curioso del
arte, ya pasados los veinte años de edad, el dibujo y la pintura lo tientan y
se aferra a ese, su nuevo entusiasmo.
Octavio es autodidacta, maestro
de sí mismo, apenas recibe algunas instrucciones del pintor Fernando Santilli.
El impresionista
Sus ojos, sus manos y su
sentir se impregnan observando pinturas, especialmente de las obras del denominado
movimiento impresionista. Este nombre, “impresionista” se debió a la opinión
despectiva de un crítico de arte (Louis Leroy) hacia el cuadro “Impresión, sol
naciente” de Claude Monet (1840-1926, pintor francés).
Para Octavio todo es
“manos a la obra”, también en escultura se destaca. Su obra más conocida es “El
boxeador”.
En el campo de la pintura
es donde más es recordado. Pinta paisajes, figuras, naturalezas muertas siendo
sus obras sobresalientes “Paisaje”, “Interior del bosque”, “Barcas” y “Mujeres
en la calle”.
"El parque"
"Mujeres en la calle"
Se hace ilustrador de
revistas en la década de 1920 para, hacia 1930, convertirse en docente de la
Escuela Nacional de Bellas Artes (creada en 1895 por decreto del Presidente
José Evaristo Uriburu) continuadora de la Sociedad Estímulo.
En esas primeras décadas
del siglo XX existían tres Escuelas Nacionales de Bellas Artes:
Escuela de Arte Decorativa
de la Nación: popularmente llamada “Alsina” pues se encontraba ubicada en esa
arteria y su director era el famoso Pío Colivadino (1869-1945, pintor y
grabador argentino),
Escuela Nacional de Arte:
se la conocía como “escuela de Uriburu”. Al término de los estudios se egresaba
como Profesor Nacional de dibujo, y
Escuela Superior de Bellas
Artes “Ernesto de la Cárcova”, donde los alumnos podían optar por diferentes
especialidades: dibujo, grabado.
De sus pinturas, puede
decirse que más que la luz le importa a Octavio Fioravanti definir el volumen de
las figuras. Sus paisajes son tratados en el plenairismo, o sea pintura al aire
libre, traducción de la expresión en francés “au plein air”, modo del arte
pictórico bien propio de los impresionistas.
Familia de artistas
Octavio no es
el único artista de la familia Fioravanti, su hermana más joven, María, también
quiso dedicarse a la pintura pero no en una edad temprana sino en edad
avanzada. También tiene en el haber de sus obras retratos, paisajes y, no
podían faltar, naturales muertas.
Aunque claro, el más famoso de la familia, sin
duda, es José, el primero de los hermanos Fioravanti nacido en La Argentina.
José Fioravanti merece un capítulo aparte por
la importancia de sus obras.
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