EL TAMBOR DE
TACUARÍ
Por Eduardo Horcio Bolan
El niño patriota Pedro Ríos, El Tambor de
Tacuarí, es homenajeado con una escultura realizada por el artista Luis
Perlotti que se encuentra ubicada en el frente de la Comisaría del Barrio de
Villa Crespo.
El Barrio de Villa Crespo sabe rendir homenaje
a Pedro Ríos muerto en la batalla de Tacuarí.
La escultura de “El Tambor de Tacuarí”, tal es
el nombre como se lo recuerda en nuestra Historia a este niño patriota, se
encuentra emplazada hoy día en el frente de la Comisaría Vecinal 15 B (más
conocida como Comisaría 27º, su nombre anterior a la creación de la Ley Orgánica
de Comunas) ubicada en Camargo 645, entre Malabia y Acevedo.
En décadas pasadas esta escultura se
encontraba también al frente de la Comisaría pero en su domicilio anterior de
Av. Corrientes 5340.
Esta concepción artística es obra del escultor
argentino Luis Perlotti (1890-1969), quien le diera forma en 1929. De esta
pieza existen réplicas que fueron confeccionadas para homenajear el patriotismo
de un muchacho leal a los ideales de ser libre. Una de las réplicas se
encuentra en la Plaza 25 de Mayo en la ciudad natal de Pedro Ríos, otra en el Colegio Militar de la
Nación y una tercera en el Círculo Militar. También la ciudad de Posadas
(provincia de Misiones) lo recuerda al designar una avenida con su nombre.
Expedición
al Paraguay
En setiembre de 1810 el entonces coronel
Manuel Belgrano se hace cargo de la provincia de Corrientes por orden de la
Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre
del señor Fernando VII, conocida como Primera Junta de gobierno, para preparar
la expedición a la, en esos años, Provincia del Paraguay.
Buenos Aires considera emprender la expedición
militar luego de fracasar la vía diplomática.
Belgrano acepta la designación por razones que
él mismo explica en su Autobiografía. Entre ellas sobresalen que era conocedor
de desavenencias entre integrantes de la Primera Junta, y no quería participar
de ellas, y porque creía que a su llegada los revolucionarios paraguayos superarían
a los realistas y se le unirían. En esta última, Belgrano no estaba tan
acertado. Aunque los revolucionarios paraguayos finalmente se imponen a los
realistas, no reconocen la autoridad de Buenos Aires y se declaran, en 1811,
independientes.
El
niño Pedro Ríos
Pedro Ríos nace en setiembre de 1798 en el caserío
de Yaguareté-Corá, vocablo guaraní que en castellano significa “corral del
yaguareté” (jaguar), actual ciudad correntina de Concepción. A fines del siglo
XVIII era un poblado conformado por una docena de ranchos. Es hijo del maestro
rural Antonio Ríos.
Lo poco que se conoce de la familia Ríos es
gracias a la investigación llevada a cabo por Francisco Benítez, también
oriundo de esa ciudad, autor de la crónica “Homenaje justiciero, la estatua al
Tambor de Tacuarí” (edición de 1930).
Para sostener la causa patriota en la
mesopotamia argentina e incorporar más soldados al ejército comandado por
Manuel Belgrano, las tropas se establecen en el poblado Yaguareté-Corá el 26 de
noviembre de 1810.
Pedro Ríos, con sus recién cumplidos doce
años, pide ser incorporado a la expedición. Se le niega el ingreso por su corta
edad.
Pedro no se resigna a la negativa y acompañado
de su padre solicita hablar con Belgrano. Es allí cuando Antonio, el padre de
Pedro, expresa (según tradiciones orales transmitidas de generación en
generación): "No sólo doy mi consentimiento, sino también
ruego que lo acepte, porque yo, con mis 65 años de existencia, soy un hombre
anciano y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la
Patria”.
Es el general Celestino Vidal, quien
aporta las pocas constancias de estos acontecimientos en sus escritos póstumos,
el que convence a Belgrano para que el muchachito Ríos acompañe al ejército
patriota. Manuel Belgrano accede, finalmente, que Pedro sea el lazarillo de
Vidal, quien tenía su visión muy disminuída.
En Buenos Aires el 18 de diciembre
deja de sesionar la Primera Junta formada el 25 de Mayo de 1810 para dar lugar,
con la incorporación de diputados provenientes de las provincias del
recientemente extinto Virreinato del Río de la Plata, a la llamada Junta
Grande.
Al día siguiente, 19 de diciembre, la
expedición al Paraguay cruza el río Paraná por Candelaria (provincia de
Misiones) y pisa territorio paraguayo.
Un mes después se produce la Batalla
de Paraguarí o Batalla de Cerro Porteño, donde las fuerzas de Belgrano son
derrotadas.
Fue el bautismo de fuego de Pedro
Ríos quien, junto con soldados y algunos peones, tuvo la misión de fortalecer
las carretas del parque de armas y colaborar con el hospital de campaña. Al
mismo tiempo, como el responsable del redoble del tambor debió combatir como
soldado, el encargado de reemplazarlo fue Pedro Ríos.
El 9 de marzo de 1811 es cuando se
produce la Batalla de Tacuarí. El niño Ríos cumple su función de asistir al
casi ciego Vidal y de, con redobles sobre el parche del tambor, dar a conocer a
los soldados de las decisiones del comandante Belgrano.
Nuevamente es derrotado el ejército belgraniano y será el fin de la expedición. Belgrano es llamado desde Buenos Aires porque se entablará juicio contra su persona por la derrota sufrida en la Expedición al Paraguay.
Sabemos del destino de Pedro Ríos por
el escrito dejado por el general Vidal, que nos dice: “Me parece estar viéndolo
impasible avanzar a mi lado. Yo lo he visto caer y abandoné la lucha para
socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho.”
También Belgrano lo recordará en su
Autobiografía, así como a las llamadas, por la historiografía argentina, “Niñas
de Ayohuma”.
“Agrupación Tambor de Tacuarí”
En el Barrio de Villa Crespo supo
existir en la década de 1930 y posteriores la “Agrupación Tambor de Tacuarí” con alrededor de 130 socios adherentes. Por
esta agrupación sabemos que el
“Monumento al Tambor de Tacuarí (estaba) emplazado en la terraza de la
comisaría 27ª. Esta hermosa concepción artística del escultor Perlotti fue
fundida con la desinteresada autorización del autor en el Arsenal Esteban de
Luca.”
Poema “El Tambor de Tacuarí”
de Rafael Obligado
(1851-1920)
Es un grupo de argentinos
el que marcha a combatir;
es la
Patria quien los mueve
y es Belgrano su adalid.
Con la bala y con la idea
traen de Mayo el boletín;
y las selvas paraguayas
van abriendo al porvenir,
mientras juegas con sus
chismes,
el tambor de Tacuarí.
Rompe el aire una
descarga,
el cañón entra a crugir,
y en vibrante son de
ataque
los empuja hacia la lid.
Bate el parche un
pequeñuelo,
que da saltos de Arlequín,
que se ríe a carcajadas
si revienta algún fusil,
porque es niño como todos
el tambor de Tacuarí.
Es horrible aquel
encuentro,
cien luchando contra mil;
un pujante remolino
de humo y llamas truena
allí;
ya no ríe el pequeñuelo,
suelta un terno varonil,
echa su alma sobre el
parche
y en redobles lo hace
hervir,
que es muñeca la muñeca
del tambor de Tacuarí.
“¡Libertad!
¡Independencia!”
parecía repetir
a los héroes de los
pueblos,
que entendiéndose por fin,
se abrazaron como
hermanos;
y se cuenta que de ahí
por América cundieron,
hasta en Maipo, hasta en
Junín,
los redobles inmortales
del tambor de Tacuarí
formidable, muchas gracias por trasmitir su legado.
ResponderEliminarSaludos desde Corrientes cuna de Pedro Rios.