jueves, 9 de julio de 2020

UNA (MUY) BREVE HISTORIA DE LOS NOMBRES DE UNA AVENIDA (Segunda parte)


UNA (MUY) BREVE HISTORIA DE LOS NOMBRES DE UNA AVENIDA
(Segunda parte)

Por Eduardo Horacio Bolan

Comienza en Villa Crespo, cruza la Av. Córdoba (en este tramo su denominación anterior era Rivera) y se adentra en territorio de Palermo, donde concluye su recorrido. A mediados del siglo XIX el nombre de esta arteria era “Ministro inglés” por la cercanía de la quinta propiedad de Mr. Henry Southern, diplomático británico que firmara en 1849 el tratado Arana- Southern, en el cual se reconocía la navegabilidad de los ríos Paraná y Uruguay bajo las leyes de la Confederación Argentina.
Por Ordenanza de 1893 su denominación pasa a ser ”Canning”, en honor a George Canning, ministro de asuntos exteriores británico. Gran Bretaña fue el primer gobierno europeo en reconocer nuestra  independencia y el primero en registrar un país sudamericano como independiente.

Cambio de gobiernos, cambio de nombres
Con el advenimiento de un gobierno constitucional (25 de mayo de 1973), tras años de regímenes de facto, el Intendente de la Capital Federal volvió a ser elegido por el Presidente de la Nación con acuerdo con el Senado y del Concejo Deliberante de la Ciudad.
Con un gobierno “nacional y popular” se consideró indispensable que esta avenida fuera renombrada precisamente con el nombre de alguien que había combatido con su pensamiento y con sus escritos al imperialismo británico.
Por Ordenanza Nº 29.014 del año 1974, siendo intendente el general retirado José Embrioni (1906-1996) la avenida pasó a llamarse Raúl Scalabrini Ortiz.
Tras la destitución de la Presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón (1976) el intendente de la Capital Federal volvió a ser designado por el usurpador gobierno de facto.
Por Ordenanza Nº 32.906 de 1976, intendencia de Osvaldo Andrés Cacciatore, se restituyó el nombre de “Canning” a la avenida.
Con el nuevo advenimiento de la Democracia y por Decreto Nº 148 del 29 de diciembre de 1984, intendente Julio César Saguier (UCR), vuelve a restablecerse el nombre de Raúl Scalbrini Ortiz.

Raúl Scalabrini Ortiz, el hombre detrás del nombre
Quien llegara a ser un pensador, escritor, periodista, ensayista, nace en Corrientes, ciudad capital de la provincia homónima en 1898.
Su padre, Pedro, había llegado de su Italia natal y se radica en Entre Ríos. Allí conoce a Ernestina Ortiz, con la que se casa y se mudan a Corrientes.
De esta unión nace Raúl el 14 de febrero de 1898. Al igual que su padre, siente afición por las ciencias naturales.
Es enviado a la Capital Federal para perfeccionarse y se inscribe en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Buenos Aires. Se recibe de agrimensor y ya en 1918 publica un libro sobre un tema de su especialidad “Errores que afectan a la taquimetría”.
Para ganarse el sustento trabaja en la Dirección de Puertos.
Observador agudo, su interés por las letras y la escritura lo lleva a publicar un nuevo libro bajo el título de “La Manga”, esta vez centra su mirada en los ambientes y costumbres porteñas bajo el formato de cuentos. Es el año 1923.
Atrás queda el primer gobierno del radical Hipólito Yrigoyen, elegido por la Ley Sáenz Peña con el voto secreto y obligatorio para electores varones. Le sucede otro radical Marcelo Torcuato de Alvear.
Dedicado puramente a su nueva pasión, las letras, deja de lado su profesión original y comienza un camino como periodista en el diario “La Nación”. Lo hará entre 1926 y 1930. También escribe artículos para la revista “El Hogar”.
Se decepciona con la nueva elección como Presidente de Hipólito Yrigoyen, quien sucede en la presidencia de la Nación a Alvear en 1928.
Disgustado con el cariz que toma este nuevo gobierno de Yrigoyen toma partido con los civiles que exigen su dimisión y participa con su voz en el golpe de Estado de 1930.
Son momentos muy difíciles para el país, desde lo militar y lo civil hay facciones que apoyan a Hipólito Yrigoyen y hay otras que lo denostan y toman la acción para destituir al Presidente. Entre tantos otros, Juan Domingo Perón (1895-1974) participa en lo militar acompañando a los oficiales "justistas" (seguidores de Agustín P. Justo), como el Gral. José María Sarobe y el Tte. Cnel. Bartolomé Descalzo, contrarios al Gral. José Félix Uriburu. Desde lo civil lo hace Raúl Scalabrini Ortiz.

Raúl Scalabrini Ortiz

Pensamiento nacionalista
Muy pronto se siente desalentado por el gobierno golpista del general José Félix Uriburu.
Scalabrini Ortiz deja su trabajo en “La Nación” y se incorpora a “Noticias Gráficas” más afín a criticar al nuevo gobierno usurpador de la voluntad de los votantes.
También se dedica a escribir un  nuevo libro, el cual es editado en 1931, “El hombre que está solo y espera”, con el cual obtiene el Premio Municipal y el reconocimiento de la intelectualidad del momento.


Su crítica a la dictadura se transforma en pasión, lo cual lo lleva a apoyar decididamente las intentonas revolucionarias de los radicales entre 1931 a 1933. Participa activamente en 1933 bajo el mando del teniente coronel Gregorio Pomar contra el gobierno de Agustín Pedro Justo, elegido mediante fraude y proscripciones. La sublevación es sofocada y Scalabrini Ortiz conoce la cárcel y luego el destierro.
Va a Italia y luego pasa a Alemania. Allí profundiza su pensamiento antibritánico.
Al año siguiente, 1934, regresa al país, todavía con Justo en el gobierno.
Sigue escribiendo artículos periodísticos, esta vez en “Señales” (1935).
Con su retorno al país se acerca al grupo de “FORJA” (Fuerza de Orientación radical de la Joven Argentina). Esta agrupación era dirigida por el abogado Juan Bautista Fleitas, quien había ejercido el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación durante la segunda presidencia de Yrigoyen (1928-1930).
Allí militan otros jóvenes decididos e intelectuales de su edad como Arturo Jaureche, Gabriel del Mazo, el abogado Jorge del Río; también más jóvenes, tal el caso de Homero Manzi y también hombres de edad madura como el ingeniero y militar Luis Dellepiane.
Esta agrupación realiza actos callejeros y se reúne en el sótano  de Lavalle 1725. De allí surgirán los “Cuadernos de FORJA”.
Raúl Scalabrini Ortiz escribe en esos Cuadernos sus más reconocidos títulos producto de su pensamiento nacionalista: “Política Británica en el Río de la Plata” (1936), “Historia del primer empréstito argentino” (1939).


Luego, en 1940, vendrá el libro “Historia de los ferrocarriles argentinos” y muchos más, siempre orientados a la conciencia nacional antiimperialista.
En 1943 renuncia a FORJA por diferencias ideológicas del momento, ya que la agrupación apoya al GOU (Grupo Oficiales Unidos) y a la Revolución del 4 de junio de ese año.
En cierto modo sí apoya el comienzo del peronismo. Le acerca ideas para nacionalizar el ferrocarril pero nunca acepta cargos en el gobierno.
Se opone a la Revolución Libertadora (1955) que le clausura su diario “El Líder” por sus continuas críticas.
Fallece en la Ciudad de Buenos Aires el 30 de mayo de 1959, luego de una intensa y batalladora vida.




               



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