UNA (MUY) BREVE
HISTORIA DE LOS NOMBRES DE UNA AVENIDA
(Segunda parte)
Por Eduardo Horacio Bolan
Comienza
en Villa Crespo, cruza la Av. Córdoba (en este tramo su denominación anterior
era Rivera) y se adentra en territorio de Palermo, donde concluye su recorrido.
A mediados del siglo XIX el nombre de esta arteria era “Ministro inglés” por la
cercanía de la quinta propiedad de Mr. Henry Southern, diplomático británico que
firmara en 1849 el tratado Arana- Southern, en el cual se reconocía la navegabilidad
de los ríos Paraná y Uruguay bajo las leyes de la Confederación Argentina.
Por
Ordenanza de 1893 su denominación pasa a ser ”Canning”, en honor a George
Canning, ministro de asuntos exteriores británico. Gran Bretaña fue el primer
gobierno europeo en reconocer nuestra
independencia y el primero en registrar un país sudamericano como
independiente.
Cambio de gobiernos, cambio de nombres
Con
el advenimiento de un gobierno constitucional (25 de mayo de 1973), tras años
de regímenes de facto, el Intendente de la Capital Federal volvió a ser elegido
por el Presidente de la Nación con acuerdo con el Senado y del Concejo
Deliberante de la Ciudad.
Con
un gobierno “nacional y popular” se consideró indispensable que esta avenida
fuera renombrada precisamente con el nombre de alguien que había combatido con
su pensamiento y con sus escritos al imperialismo británico.
Por
Ordenanza Nº 29.014 del año 1974, siendo intendente el general retirado José
Embrioni (1906-1996) la avenida pasó a llamarse Raúl Scalabrini Ortiz.
Tras
la destitución de la Presidenta constitucional María Estela Martínez de Perón
(1976) el intendente de la Capital Federal volvió a ser designado por el usurpador
gobierno de facto.
Por
Ordenanza Nº 32.906 de 1976, intendencia de Osvaldo Andrés Cacciatore, se
restituyó el nombre de “Canning” a la avenida.
Con
el nuevo advenimiento de la Democracia y por Decreto Nº 148 del 29 de diciembre
de 1984, intendente Julio César Saguier (UCR), vuelve a restablecerse el nombre
de Raúl Scalbrini Ortiz.
Raúl Scalabrini Ortiz, el hombre detrás
del nombre
Quien
llegara a ser un pensador, escritor, periodista, ensayista, nace en Corrientes,
ciudad capital de la provincia homónima en 1898.
Su
padre, Pedro, había llegado de su Italia natal y se radica en Entre Ríos. Allí
conoce a Ernestina Ortiz, con la que se casa y se mudan a Corrientes.
De
esta unión nace Raúl el 14 de febrero de 1898. Al igual que su padre, siente
afición por las ciencias naturales.
Es
enviado a la Capital Federal para perfeccionarse y se inscribe en la Facultad
de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de Buenos Aires. Se recibe de
agrimensor y ya en 1918 publica un libro sobre un tema de su especialidad
“Errores que afectan a la taquimetría”.
Para
ganarse el sustento trabaja en la Dirección de Puertos.
Observador
agudo, su interés por las letras y la escritura lo lleva a publicar un nuevo
libro bajo el título de “La Manga”, esta vez centra su mirada en los ambientes
y costumbres porteñas bajo el formato de cuentos. Es el año 1923.
Atrás
queda el primer gobierno del radical Hipólito Yrigoyen, elegido por la Ley
Sáenz Peña con el voto secreto y obligatorio para electores varones. Le sucede
otro radical Marcelo Torcuato de Alvear.
Dedicado
puramente a su nueva pasión, las letras, deja de lado su profesión original y
comienza un camino como periodista en el diario “La Nación”. Lo hará entre 1926
y 1930. También escribe artículos para la revista “El Hogar”.
Se
decepciona con la nueva elección como Presidente de Hipólito Yrigoyen, quien
sucede en la presidencia de la Nación a Alvear en 1928.
Disgustado
con el cariz que toma este nuevo gobierno de Yrigoyen toma partido con los
civiles que exigen su dimisión y participa con su voz en el golpe de Estado de
1930.
Son momentos muy difíciles para el país, desde lo militar y lo civil hay facciones que apoyan a Hipólito Yrigoyen y hay otras que lo denostan y toman la acción para destituir al Presidente. Entre tantos otros, Juan
Domingo Perón (1895-1974) participa en lo militar acompañando a los oficiales "justistas" (seguidores de Agustín P. Justo), como el Gral. José María Sarobe y el Tte. Cnel. Bartolomé Descalzo, contrarios al Gral. José Félix Uriburu. Desde lo civil lo hace Raúl Scalabrini Ortiz.
Pensamiento nacionalista
Muy
pronto se siente desalentado por el gobierno golpista del general José Félix
Uriburu.
Scalabrini
Ortiz deja su trabajo en “La Nación” y se incorpora a “Noticias Gráficas” más
afín a criticar al nuevo gobierno usurpador de la voluntad de los votantes.
También
se dedica a escribir un nuevo libro, el
cual es editado en 1931, “El hombre que está solo y espera”, con el cual
obtiene el Premio Municipal y el reconocimiento de la intelectualidad del
momento.
Su
crítica a la dictadura se transforma en pasión, lo cual lo lleva a apoyar
decididamente las intentonas revolucionarias de los radicales entre 1931 a
1933. Participa activamente en 1933 bajo el mando del teniente coronel Gregorio
Pomar contra el gobierno de Agustín Pedro Justo, elegido mediante fraude y
proscripciones. La sublevación es sofocada y Scalabrini Ortiz conoce la cárcel
y luego el destierro.
Va
a Italia y luego pasa a Alemania. Allí profundiza su pensamiento antibritánico.
Al
año siguiente, 1934, regresa al país, todavía con Justo en el gobierno.
Sigue
escribiendo artículos periodísticos, esta vez en “Señales” (1935).
Con
su retorno al país se acerca al grupo de “FORJA” (Fuerza de Orientación radical
de la Joven Argentina). Esta agrupación era dirigida por el abogado Juan
Bautista Fleitas, quien había ejercido el Ministerio de Agricultura y Ganadería
de la Nación durante la segunda presidencia de Yrigoyen (1928-1930).
Allí
militan otros jóvenes decididos e intelectuales de su edad como Arturo
Jaureche, Gabriel del Mazo, el abogado Jorge del Río; también más jóvenes, tal
el caso de Homero Manzi y también hombres de edad madura como el ingeniero y
militar Luis Dellepiane.
Esta
agrupación realiza actos callejeros y se reúne en el sótano de Lavalle 1725. De allí surgirán los
“Cuadernos de FORJA”.
Raúl
Scalabrini Ortiz escribe en esos Cuadernos sus más reconocidos títulos producto
de su pensamiento nacionalista: “Política Británica en el Río de la Plata”
(1936), “Historia del primer empréstito argentino” (1939).
Luego,
en 1940, vendrá el libro “Historia de los ferrocarriles argentinos” y muchos
más, siempre orientados a la conciencia nacional antiimperialista.
En
1943 renuncia a FORJA por diferencias ideológicas del momento, ya que la
agrupación apoya al GOU (Grupo Oficiales Unidos) y a la Revolución del 4 de
junio de ese año.
En
cierto modo sí apoya el comienzo del peronismo. Le acerca ideas para
nacionalizar el ferrocarril pero nunca acepta cargos en el gobierno.
Se
opone a la Revolución Libertadora (1955) que le clausura su diario “El Líder”
por sus continuas críticas.
Fallece
en la Ciudad de Buenos Aires el 30 de mayo de 1959, luego de una intensa y
batalladora vida.
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