martes, 20 de octubre de 2020

CUANDO VILLA CRESPO SUPO HOMENAJEAR A LA PROVINCIA DE SANTA CRUZ Y A PUNTOS LIMÍTROFES EN CONFLICTO

CUANDO VILLA CRESPO SUPO HOMENAJEAR A LA PROVINCIA DE SANTA CRUZ Y A PUNTOS LIMÍTROFES EN CONFLICTO

Por Eduardo H. Bolan

 

Hacia 1888, año inicial del hoy barrio de Villa Crespo y hasta comienzos de la década del ´40 en el siglo XX, muchas de las arterias de esta barriada tenían otros nombres.

El Barrio no se inició con los habitantes que la pueblan hoy día, ni siquiera hace pocas décadas, su origen oficial se remonta al 3 de junio de 1888 pero ya antes de esta fecha numerosas  familias residían en el hoy Villa Crespo.

 

Calles ¿nombres o números?

En 1868 se intentó aplicar a la Ciudad de Buenos Aires la nomenclatura de las arterias por medio de números, en consecuencia numerarlas. Esa iniciativa fracasó estrepitosamente porque los porteños conocían los nombres de las calles y no deseaban olvidarlas. Por lo tanto no prosperó la designación numérica como sí ocurrió en la Ciudad de La Plata.

Mientras transcurrían las décadas pasaban los Intendentes. Con los cambios de habitantes  se aprovechaba para renombrar a algunas de las vías de circulación.

En este escrito quiero recordar algunas antiguas denominaciones  de arterias, resaltaré las que supieron homenajear a la provincia de Santa Cruz y a álgidas cuestiones limítrofes.

No me detendré en historiar los por qué de los nombres actuales, eso quedará para otro momento.

 

Calle Dungeness, hoy Luis Viale

Nacía en los terrenos que fueran propiedad de Southern. Para visualizar donde comenzaba deberemos observar, aproximadamente, el sector de la calle Ministro Inglés (luego denominada Canning, posteriormente Raúl Scalabrini Ortiz, volvió por poco tiempo a llamarse Canning y ahora nuevamente R. Scalabrini Ortiz) y Camino de Moreno (hoy Warnes).

Dungeness rendía homenaje a esa lengua de tierra que se introduce en la margen del Estrecho de Magallanes. Se le dice lengua porque a esa zona marítima se la conoce como boca de la Región de Magallanes. Es el punto más austral de la República Argentina continental, es el límite biocéanico entre el Atlántico y el Pacífico, por lo tanto de la Argentina y Chile. Es todo un símbolo de soberanía y de amistad entre dos países limítrofes.

Esta Punta Dungeness, que se encuentra ubicada en la provincia de Santa Cruz, fue así denominada por el navegante británico Samuel Wallis que llegó a esas costas en 1766. Le impuso ese nombre en recuerdo  al Cabo Dungeness de la costa de Kent, Inglaterra.

La arteria Dungeness,  desde diciembre de 1921, pasó a llamarse Luis Viale, tal cual la conocemos hoy.

 

Calle Vírgenes, hoy Galicia

En la provincia de Santa Cruz se encuentra el Cabo Vírgenes con un Faro homónimo.

Desde 1893 se llamaba así a esta calle en honor al Cabo que fuera avistado por Fernando de Magallanes el 21 de octubre de 1520, día que se conmemora a Santa Úrsula y las Once mil Vírgenes, mujeres martirizadas en el siglo V. Magallanes decidió bautizar ese cabo en honor a Úrsula (joven nacida en la ciudad de Colonia, Alemania) y de las, en realidad, once vírgenes (lo de las mil fue un error al traducirlo del latín).

En el año 1944 se designó a esta arteria con el nombre de Galicia.

 

Calle Monte Dinero, hoy Dr. Luis Belaustegui

Así se bautizó a esta vía para reconocer la importancia de la Estancia Monte Dinero, cercana al Faro de Cabo Vírgenes y Punta Dungeness. Hoy día, esta zona, todavía se encuentra poblada por una pingüinera que es conocida también como Monte Dinero.

Se desconoce desde qué fecha llevaba este nombre, pero desde 1889, en varios tramos, ya se la reclasificó como 2º Gaona.

Es a partir de la Ordenanza de 1942 donde toma el nombre de Dr. Luis Belaustegui.

                              

Provincia de Santa Cruz, puntos limítrofes con Chile


Calle Deseado, hoy Remedios Escalada de San Martín

La antigua denominación de la arteria correspondía al departamento santacruceño ubicado en el noreste de la provincia, limitando con la de Chubut.

Su denominación actual se llevó a cabo por Decreto de 1944.



 Otra particularidad patagónica en Villa Crespo de ayer

Calle Chubut, hoy Dr. Ángel Gallardo

En la época en que la calle Corrientes (hoy su recorrido es desde Eduardo Madero hasta Federico Lacroze) nacía en el bajo porteño para cambiar su nombre por Triunvirato, a la altura de las chacras de Villa Crespo, la arteria que allí se iniciaba se denominaba Chubut. Era el límite entre lo urbano, visto desde el centro porteño, y la zona de potreros.ñ

En el año 1942 cambió su nombre por el actual, Av. Dr. Ángel Gallardo.

Chubut como ahora Ángel Gallardo, es una arteria que corre, digamos, paralela a las calles especificadas anteriormente.

 


      Detalle del plano de Villa Crespo 
(realizado por la Junta Barrial y de Estudios Históricos de Villa Crespo)


La particularidad transversal

Calle Miriñay, hoy Valentín Virasoro

Así se la conocía, desde la Ordenanza de 1904, a esta calle del antiguo Villa Crespo.

Esta arteria le rendía homenaje al río correntino Miriñay.

Por Ordenanza del año 1942 se le impuso la nueva denominación con la cual se la conoce hoy, Valentín Virasoro.

Al año siguiente, 1943, el nombre de la calle Miriñay fue trasladado al barrio de Parque de los Patricios. Para ese mismo año se concretó lo mismo con la arteria Mocoretá (actual Juan B. Ambrosetti). Ambas denominaciones, junto con la ya existente Guayquiraró, es utilizada como tríada para homenajear, en la Ciudad de Buenos Aires, a la provincia de Corrientes.

Miriñay corría en forma transversal a las calles que homenajeaban a Santa Cruz, quizá una forma de que las provincias se toquen, se unan y se encuentren hermanadas.


 Por Eduardo Horacio Bolan

eduardobolan@gmail.com

 


martes, 6 de octubre de 2020

EL TAMBOR DE TACUARÍ

 

EL TAMBOR DE TACUARÍ

Por Eduardo Horcio Bolan

 

El niño patriota Pedro Ríos, El Tambor de Tacuarí, es homenajeado con una escultura realizada por el artista Luis Perlotti que se encuentra ubicada en el frente de la Comisaría del Barrio de Villa Crespo.


 El Tambor de Tacuarí en Villa Crespo

El Barrio de Villa Crespo sabe rendir homenaje a Pedro Ríos muerto en la batalla de Tacuarí.

La escultura de “El Tambor de Tacuarí”, tal es el nombre como se lo recuerda en nuestra Historia a este niño patriota, se encuentra emplazada hoy día en el frente de la Comisaría Vecinal 15 B (más conocida como Comisaría 27º, su nombre anterior a la creación de la Ley Orgánica de Comunas) ubicada en Camargo 645, entre Malabia y Acevedo.

En décadas pasadas esta escultura se encontraba también al frente de la Comisaría pero en su domicilio anterior de Av. Corrientes 5340.

Esta concepción artística es obra del escultor argentino Luis Perlotti (1890-1969), quien le diera forma en 1929. De esta pieza existen réplicas que fueron confeccionadas para homenajear el patriotismo de un muchacho leal a los ideales de ser libre. Una de las réplicas se encuentra en la  Plaza 25 de Mayo en la ciudad natal de Pedro Ríos, otra en el Colegio Militar de la Nación y una tercera en el Círculo Militar. También la ciudad de Posadas (provincia de Misiones) lo recuerda al designar una avenida con su nombre.

Plaza 25 de Mayo, Concepción, Provincia de Corrientes
 

Expedición al Paraguay

En setiembre de 1810 el entonces coronel Manuel Belgrano se hace cargo de la provincia de Corrientes por orden de la Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del señor Fernando VII, conocida como Primera Junta de gobierno, para preparar la expedición a la, en esos años, Provincia del Paraguay.

Buenos Aires considera emprender la expedición militar luego de fracasar la vía diplomática.

Belgrano acepta la designación por razones que él mismo explica en su Autobiografía. Entre ellas sobresalen que era conocedor de desavenencias entre integrantes de la Primera Junta, y no quería participar de ellas, y porque creía que a su llegada los revolucionarios paraguayos superarían a los realistas y se le unirían. En esta última, Belgrano no estaba tan acertado. Aunque los revolucionarios paraguayos finalmente se imponen a los realistas, no reconocen la autoridad de Buenos Aires y se declaran, en 1811, independientes.

 

El niño Pedro Ríos

Pedro Ríos nace en setiembre de 1798 en el caserío de Yaguareté-Corá, vocablo guaraní que en castellano significa “corral del yaguareté” (jaguar), actual ciudad correntina de Concepción. A fines del siglo XVIII era un poblado conformado por una docena de ranchos. Es hijo del maestro rural Antonio Ríos.

Lo poco que se conoce de la familia Ríos es gracias a la investigación llevada a cabo por Francisco Benítez, también oriundo de esa ciudad, autor de la crónica “Homenaje justiciero, la estatua al Tambor de Tacuarí” (edición de 1930).

Para sostener la causa patriota en la mesopotamia argentina e incorporar más soldados al ejército comandado por Manuel Belgrano, las tropas se establecen en el poblado Yaguareté-Corá el 26 de noviembre de 1810.

Pedro Ríos, con sus recién cumplidos doce años, pide ser incorporado a la expedición. Se le niega el ingreso por su corta edad.

Pedro no se resigna a la negativa y acompañado de su padre solicita hablar con Belgrano. Es allí cuando Antonio, el padre de Pedro, expresa (según tradiciones orales transmitidas de generación en generación): "No sólo doy mi consentimiento, sino también ruego que lo acepte, porque yo, con mis 65 años de existencia, soy un hombre anciano y la entrega de mi hijo es la única ofrenda que puedo hacer a la Patria”.

Es el general Celestino Vidal, quien aporta las pocas constancias de estos acontecimientos en sus escritos póstumos, el que convence a Belgrano para que el muchachito Ríos acompañe al ejército patriota. Manuel Belgrano accede, finalmente, que Pedro sea el lazarillo de Vidal, quien tenía su visión muy disminuída.

En Buenos Aires el 18 de diciembre deja de sesionar la Primera Junta formada el 25 de Mayo de 1810 para dar lugar, con la incorporación de diputados provenientes de las provincias del recientemente extinto Virreinato del Río de la Plata, a la llamada Junta Grande.

Al día siguiente, 19 de diciembre, la expedición al Paraguay cruza el río Paraná por Candelaria (provincia de Misiones) y pisa territorio paraguayo.

Un mes después se produce la Batalla de Paraguarí o Batalla de Cerro Porteño, donde las fuerzas de Belgrano son derrotadas.

Fue el bautismo de fuego de Pedro Ríos quien, junto con soldados y algunos peones, tuvo la misión de fortalecer las carretas del parque de armas y colaborar con el hospital de campaña. Al mismo tiempo, como el responsable del redoble del tambor debió combatir como soldado, el encargado de reemplazarlo fue Pedro Ríos.

El 9 de marzo de 1811 es cuando se produce la Batalla de Tacuarí. El niño Ríos cumple su función de asistir al casi ciego Vidal y de, con redobles sobre el parche del tambor, dar a conocer a los soldados de las decisiones del comandante Belgrano.



Nuevamente es derrotado el ejército belgraniano y será el fin de la expedición. Belgrano es llamado desde Buenos Aires porque se entablará juicio contra su persona por la derrota sufrida en la Expedición al Paraguay.

Sabemos del destino de Pedro Ríos por el escrito dejado por el general Vidal, que nos dice: “Me parece estar viéndolo impasible avanzar a mi lado. Yo lo he visto caer y abandoné la lucha para socorrerlo. Murió de dos disparos en el pecho.”

También Belgrano lo recordará en su Autobiografía, así como a las llamadas, por la historiografía argentina, “Niñas de Ayohuma”.

 

“Agrupación Tambor de Tacuarí”

En el Barrio de Villa Crespo supo existir en la década de 1930 y posteriores la “Agrupación Tambor de Tacuarí”  con alrededor de 130 socios adherentes. Por esta agrupación  sabemos que el “Monumento al Tambor de Tacuarí (estaba) emplazado en la terraza de la comisaría 27ª. Esta hermosa concepción artística del escultor Perlotti fue fundida con la desinteresada autorización del autor en el Arsenal Esteban de Luca.”

 

Poema “El Tambor de Tacuarí”

                   de Rafael Obligado (1851-1920)

 


Es un grupo de argentinos

el que marcha a combatir;

es la Patria quien los mueve

y es Belgrano su adalid.

Con la bala y con la idea

traen de Mayo el boletín;

y las selvas paraguayas

van abriendo al porvenir,

mientras juegas con sus chismes,

el tambor de Tacuarí.

 

Rompe el aire una descarga,

el cañón entra a crugir,

y en vibrante son de ataque

los empuja hacia la lid.

Bate el parche un pequeñuelo,

que da saltos de Arlequín,

que se ríe a carcajadas

si revienta algún fusil,

porque es niño como todos

el tambor de Tacuarí.

 

Es horrible aquel encuentro,

cien luchando contra mil;

un pujante remolino

de humo y llamas truena allí;

ya no ríe el pequeñuelo,

suelta un terno varonil,

echa su alma sobre el parche

y en redobles lo hace hervir,

que es muñeca la muñeca

del tambor de Tacuarí.

 

“¡Libertad! ¡Independencia!”

parecía repetir

a los héroes de los pueblos,

que entendiéndose por fin,

se abrazaron como hermanos;

y se cuenta que de ahí

por América cundieron,

hasta en Maipo, hasta en Junín,

los redobles inmortales

del tambor de Tacuarí


 Eduardo H. Bolan