domingo, 8 de septiembre de 2019

ANTONIO ZAMORA Y SU EDITORIAL "CLARIDAD"



ANTONIO ZAMORA Y SU EDITORIAL "CLARIDAD"














Eran los años (1916-1922) de jóvenes veinteañeros recientemente llegados al país que erigieron editoriales para que el gran público pueda acceder a libros económicos y de calidad intelectual. Es el caso de Juan Carlos Torrendell, con su Editorial “TOR”, y de Manuel Gleizer. A ellos se agrega Antonio Zamora, el andaluz nacido en 1896, fundador de la Editorial “Claridad”Antonio Zamora ya trabaja en el diario “Crítica” cuando realiza un cálculo matemáticoque potencia sus ansias de publicar. Leyendo “Mi confesión” del escritor ruso Lev“León” Tolstói le surge la idea que, sin duda, estaba allí, próxima a surgir. Era un libro de 380 páginas, contando las líneas repara en que podía confeccionar una revista de 32 páginas a doble columna.  

Editorial "Claridad"
Ese es el germen de la Editorial “Claridad” que se constituye legalmente el 30 de enero de 1922. Zamora tiene 25 años de edad. A diferencia de otras editoriales fundadas por esos años, Zamora no quiso denominarla con su nombre y apellido (tal el caso de la Editorial Manuel Gleizer) ni con el apócope de su apellido (Editorial TOR llamada así por Juan Carlos Torrendell), quiso que fuera conocida como “Claridad”. Este nombre lo toma prestado, con carta de aprobación que lo avalaba para hacerlo, del movimiento intelectual “Clarté”, nombre imaginado por Henri Barbusse, quien fuera escritor, periodista y activo militante del Partido Comunista francés (1873-1935).
Muy pronto, la nueva Editorial comienza a publicar “Los Pensadores” una “colección de obras selectas que Ud. puede tener (…) a precios populares”. Aquí se dan cita las obras de Leopoldo Lugones, Amado Nervo, Rubén Darío, Evaristo Carriego y la lista sigue. En su mayoría escritores argentinos pero también internacionales y en especial con ideales de izquierda. Veinte centavos ($ 0,20) es el importe que hay que abonar por cada ejemplar.
Puede compararse su precio con el viaje en tranvía de entonces que costaba doce centavos y con el café con leche completo, cincuenta centavos. Precio accesible a todo aquél que quisiera leer obras de calidad en un papel económico.  
La continuidad editorial se da con el reemplazo de “Los Pensadores” por una nueva publicación: “Claridad”. Aquí también se deja en claro que era una “Revista de Arte, Crítica y Letras, Tribuna del Pensamiento Izquierdista”. Zamora tiene el don de ser un empresario visionario, oportunidad que llega no la desperdicia, hace cálculos y procede. Lo demuestra con su habilidad al adquirir maquinarias para imprimir en forma económica.
El claro ejemplo es cuando se le acerca otro inmigrante, el empresario alemán Kurt Berger, dueño de Grafex S.A. empresa importadora de materiales para imprentas e industrias gráficas. (Grafex S.A., hacia 1950, comienza a producir los cuadernos “Gloria”, producto que todavía hoy se puede encontrar en las librerías). Berger le ofrece el pago en cuotas de la maquinaria linotipia (inventada en 1885 por Ottmar Mergenthaler) con la cual se componen los textos tipográficos y facilitan la composición de un texto para ser impreso.  
Zamora hace los cálculos matemáticos de cuánto dinero paga por utilizar en alquiler esa máquina y cuánto es el importe a pagar en cada cuota. Este hombre que se hizo así mismo en nuestro país no lo duda, cierra el trato. Pagará la máquina con las ganancias de las ventas de las revistas y los libros editados.

Antonio Zamora, que llegó a nuestro país (en 1912) con 16 años en busca de su padre al cual nunca pudo hallar (se decía en su familia, en voz baja, que seguramente se había suicidado) y que pudo pagar los pasajes para traer de España a su madre y a sus hermanos, no logró la dicha con las familias que él formó.

Se casó en tres oportunidades y, al menos, en sus dos primeros matrimonios no alcanzó la felicidad conyugal. Así lo recuerda Anabel, una de sus hijas de su segundo matrimonio, quien fuera entrevistada por el director de TV y escritor Mario Bellichio. Anabel, lo rememora como un padre ausente, siempre pendiente de “Claridad”, de editar sus revistas y libros.
A pesar de estar separado siempre iba de visita “a la casa de Bernal” donde habitaba su primera esposa y las dos hijas de ambos. A pesar de haberse casado sin amor (se decía en voz baja que lo había hecho por una promesa realizada) siempre volvía, una y otra vez.
Quizá pesaban sobre él esas obligaciones impuestas desde niño cuando veía partir a su madre al campo para parir un nuevo hermano y traerlo a casa envuelto en un delantal. Otra boca que alimentar y otro hermano que cuidar (Antonio era el mayor).
Quizá también recordara el sufrimiento del viaje hacia Argentina, no solo en barco, sino el que debió realizar desde su pueblo Huércal-Overa (Almería) hasta el barco que lo transportaría. ¿Habrá comido en esos cien kilómetros? ¿Habrá ido en lomo de mula o caminando? Lo que sí se sabe es que ese recorrido lo hizo solo, como tantos otros llegados a estas costas.

Hacia 1925 “Claridad” edita la colección de libros “Los Poetas” y así muchas más: “Lectura libre”, “Ciencias sociales”, “Grandes novelas”, “La tierra y el hombre”. Continúan los nombres destacados de autores: Pedro B. Palacios (Almafuerte), Israel Zeitlin (César Tiempo y también su creación “Clara Beter”), Roberto Arlt, Leónidas Barletta, Karl Marx, Stefan Zweig, Emil Ludwig y decenas más.

Antonio Zamora fallece en 1976. Hoy las ediciones de la revista “Claridad” están presentes gracias a la digitalización realizada por la Biblioteca Nacional y se encuentran en soporte papel en la Universidad de Cuyo. 

 por Eduardo Horacio Bolan

eduardobolan@gmail.com

ANTONIO ZAMORA, LA “CLARIDAD” DE UN LUCHADOR



ANTONIO ZAMORA Y LA CLARIDAD DE UN LUCHADOR







Antonio Zamora, español de nacimiento, argentino por adopción, socialista por  convicción, editor, luchador incansable. Pertenece a los creativos que, con sus  ediciones de libros accesibles a todo bolsillo, pudieron acercar al gran público obras  fundamentales de variados autores y temáticas.

Antonio Zamora Sánchez nace el 8 de mayo de 1896, en el pueblo de Huércal-Overa, Almería, Andalucía, España. Fue el primero de los seis hijos que tuvo el matrimonio compuesto por Matías Zamora Fernández y Antonia Sánchez Martínez.  
En 1912, con dieciséis años, cruza el Atlántico en busca de su padre del cual su madre, Antonia, solo sabía que un día había decidido dejar el villorrio para buscar nuevos horizontes en el Río de la Plata, en Buenos Aires.

Su viaje y llegada 
El recién inaugurado Hotel de Inmigrantes recibe a Antonio. Atrás había quedado el edificio anterior, el “rotondo” (inaugurado en 1888), la anterior construcción que daba  la bienvenida a los inmigrantes y más atrás en el tiempo (1881-1888) donde los recién llegados eran derivados a la calle Cerrito 1250. 
Atrás quedaba también la antigua edificación (1857) ubicada en la Av. Leandro N. Alem y Corrientes donde pisaron suelo argentino los primeros contingentes de inmigrantes.  Este nuevo Hotel de Inmigrantes, inaugurado en la presidencia de Roque Sáez Peña  (1910-1914), había sido construido entre 1906 y 1911 para recibir a los recién venidos,  en especial de Europa. Allí, en ese ámbito de paredes pobladas de azulejos blancos, se  les daba el primer albergue, comida y se los trataba de orientar y ubicar. 
Hoy esta  construcción está en pie y allí funciona la Dirección Nacional de Migraciones. 
Antonio viene con una misión: encontrar a su padre y, en lo posible, conseguir el dinero  suficiente para comprar los pasajes para su madre y hermanos hacia Buenos Aires. 
Llega “sin más prendas ni tesoros” que su fortaleza física y mental.  Lo único que sabe de su padre es que había conseguido un trabajo en la empresa  “Molinos Río de la Plata” (el edificio todavía se conserva y está ubicado en las actuales  calles de Juana Manso y Azucena Villaflor, barrio Puerto Madero). Allí se apersona y  ante su pedido es contratado. Nunca pudo encontrar a su padre. 
Con los años puede  comprar los pasajes para reencontrarse con su madre y todos sus hermanos.   

Sus primeros años en Buenos Aires
Comienza a trabajar y a estudiar. Muy pronto se alista en el Partido Socialista Argentino, el de Alfredo Palacios.  Dejaba atrás su primer contacto ideológico con el anarquismo.  
Muy capaz en todo lo que realiza consigue completar el estudio del secundario en horario nocturno al mismo tiempo que colabora en diversos periódicos: “La Defensa”, “La Montaña”, hasta llegar al diario “Crítica”, el del legendario Natalio Botana.  Allí, Antonio Zamora, encauza su camino periodístico. Uno de sus compañeros es Daniel Rosa. Ambos, con la osadía de la juventud fundan la “Cooperativa Editorial Claridad”. Es el 30 de enero de 1922. 
En Buenos Aires, un recién llegado, hijo de padres analfabetos ¡funda una Editorial! Cómo no recordar también a Manuel Gleizer (inmigrante proveniente de la Rusia zarista) con su Librería y su Editorial (fundada también en 1922) sobre Triunvirato (hoy Av. Corrientes) casi Canning. 

Vida privada
De la vida privada de Zamora poco se sabe. Se casó en tres oportunidades y tuvo cinco    hijos, cuatro mujeres y un varón. De la vida cotidiana en sus diferentes hogares se conoce gracias a la entrevista que Anabel Zamora, una de sus hijas, le concedió a Mario Bellocchio (director de TV y escritor).  
De todas formas su Vida, en su mayor medida, la vivió a pleno leyendo y siendo editor. 

Editorial "Claridad"
Su gran pasión. Es por eso que en sus matrimonios tuvo problemas y fue escaso el  contacto paternal para con sus hijos.  Solo un año Daniel Rosa acompaña a Zamora en la Editorial. Uno se aleja y otro llega.  Es ahí donde recibe el asesoramiento literario de un joven de veintiún años, el poeta  Gustavo Riccio (1901-1927). Como una esponja, Antonio, ya con veintiséis años lo  escucha y aprende todos los conocimientos que Riccio le brinda, literarios y musicales.  
Con los años Gustavo Riccio es rescatado del olvido por el historiador Norberto Galasso  en su obra “Los Malditos. La otra Historia Argentina”, Vol. IV)  Antonio Zamora, conocedor que los libros que se vendían en Argentina y en América  Latina provenían casi en su totalidad de España decide comenzar a publicar y el inicio  es la colección de libros económicos “Los Pensadores”.  Haciendo cálculos de cuántas líneas tenía el libro de 380 páginas que estaba leyendo  (“Mi Confesión” de Lev Tolstói) comprende que se puede publicar en una edición más  pequeña, de 32 páginas a dos columnas. Más económico, accesible a quien quiera  leerlo.  A partir de allí su pasión por editar no tiene freno, ni aun en tiempos difíciles. 

por Eduardo Horacio Bolan


eduardobolan@gmail.com

VILLA CRESPO Y SUS PUBLICIDADES DE ANTAÑO


VILLA CRESPO Y SUS PUBLICIDADES DE ANTAÑO

 






La publicidad no solo sirve para mostrar o vender un producto sino también es  reconocida como una manera de información.  Con la segunda revolución industrial, ya entrada la 2° mitad del siglo XIX (1870),  el surgimiento de las sociedades de masas se hace presente y con ello una  mayor demanda de productos. La publicidad es una forma de comunicar la  existencia de manufacturas o que pueden contratarse servicios. También para  recordar al público que existe ese artículo o que puede acceder a esa asistencia.     
Publicidad para ayudar.  También existe la modalidad de emprendedores que publicitan sus negocios y  sus habilidades para financiar, con el aporte de sus avisos, publicaciones  barriales orientadas a lo cultural y social. Negocios que se dan a conocer, a  mostrarse, a recordarle a los vecinos que lo que necesitan está muy cerca de sus  viviendas.

Antaño. Todo sucede dentro del Barrio, con sus farmacias, fábricas con obreros,  sastrerías, panaderías, bares, cines y teatros, profesiones, escuelas, bibliotecas.  Nada le falta a los vecinos en su Barrio, trabajan, compran productos,  consumen, se entretienen y divierten.
Hoy. El mismo espíritu pero en una sociedad muy globalizada.

Publicidades de ayer con valor actual
En el anuario por la celebración del 25° Aniversario de Biblioteca Popular  Alberdi (año 1935) nuestra hoy Av. Corrientes, en el tramo de Villa Crespo, se  denominaba Triunvirato. La Av. Raúl Scalabrini Ortiz era llamada Canning (hoy  también muchos vecinos así la siguen llamando). La telefonía era administrada  por la Unión Telefónica (U.T.) y la característica era 54 (luego se le agregaría un  8 adelante y más cerca en el tiempo un 4. También será suplantada la U.T. por  otras compañías telefónicas).
Gracias a esos aportes dinerarios de los comerciantes para que las entidades de  bien público hagan conocer lo actuado podemos conocer a nuestros vecinos y  sus negocios de ayer.
Un aviso muy vendedor afirma seguridad y calidad en su servicio:  “Ponga Ud. La novia. Nosotros le convertiremos su casa en un hermoso salón y  le regalaremos las Participaciones de enlace. Casa De Filpo, Triunvirato 764, U.T.  54-2844”.
El almacén, cervecería y fiambrería “La Primavera” de Antonio Redolatti estaba  ubicado en Vera 601.  Los Hermanos Matrajh con su fábrica de camisas de plancha, de gorras y  sombreros de brin ofrecían su ropería por mayor en Canning 381/391 y  contaban con ¡dos líneas telefónicas! UT 54-5237 y 4852.  
La oficina química y farmacia “Villa Crespo”, fundada en el año 1890 realizaba  esterilizaciones, análisis clínicos y microscópicos en Triunvirato 799, esquina  Gurruchaga. 

Importancia de los avisos
La significación de los avisos publicitarios tiene una importancia significativa y real para el momento en que se ofrece el producto o el servicio pero sigue conservando ese valor para la posteridad.
Los historiadores recurrimos a ellos  para conocer los negocios y denominación de sociedades y empresarios. Se puede inferir cantidad y gustos de los vecinos, cómo eran sus interrelaciones, cómo se abastecían y todo tipo de base de datos para realizar una historia de la localidad, del barrio.

Continuidad en la colaboración  
En el anuario de 1945 de la Biblioteca Popular Alberdi (35° Aniversario) podemos leer: “A todos aquellos que de una u otra manera han dado su franco y leal apoyo vaya nuestro sincero agradecimiento.”
Entre el detalle de instituciones y personas también se resalta: “Al comercio en general y en particular al de Villa Crespo.”    Seguimos encontrando todo tipo de publicidades.  El garaje, neumáticos y accesorios de la “Casa Maldonado” de León Dvoskin,  Corrientes 5846, UT 54-3300.  La fábrica de tejidos “Norma” de Ossipoff y Farji en Canning 690.  Chiappe y Durante con su ferretería, pinturería y sanitarios ubicada en Canning  388, UT 54-0183.
También profesionales ofrecen sus servicios.  Dr. Víctor Mario Fassi, cirujano dentista, Corrientes 5989.  Dr. Juan Félix García Crespo, bioquímico, Serrano 895.
La BP Alberdi agradece el esfuerzo económico y expresa en el anuario: “Apoye a los que con su aviso contribuyen a desarrollar la obra cultural de nuestra Biblioteca.” 

Para tener presente  
Hay quienes leen periódicos barriales, lo ojean y luego lo echan a la basura (si así fuera ojalá sea con un espíritu de reciclaje).
Están los que recortan solo lo que les interesa y  también los que guardan el ejemplar completo para releerlo y coleccionarlo.
Cualquiera sea la opción, o alguna otra, tenga presente que hoy se convertirá en ayer y muy pronto en objetos antiguos. Si se conservan (y ojalá en buen estado) serán de gran utilidad para aquellos que gustamos de dar valor a las pequeñas historias de vecinos desconocidos. 

 Por Eduardo Horacio Bolan

eduardobolan@gmail.com