martes, 8 de diciembre de 2020

VILLA TALAR: INFORMACIÓN SOBRE UN BARRIO QUE NO EXISTE MÁS (Parte VII y última)

 

Un aporte sobre los orígenes y primeros años de un barrio casi desaparecido de Buenos Aires

VILLA TALAR: INFORMACIÓN SOBRE UN BARRIO QUE NO EXISTE MÁS

 Por Marcelo J. Bourdeu


Parte VII (y última)

 Hasta llegar a 1927

 Como se explicó anteriormente, este aporte a una hipotética historia de Villa Talar se origina en dos álbumes familiares de recortes periodísticos. Ese hecho  señala el principal límite de estas notas. Me refiero a su existencia relativamente debida al azar, porque llegaron al día hoy solamente los recortes que sobrevivieron a distintas circunstancias, voluntarias o involuntarias: los que fueron elegidos, los que no se extraviaron, los que fueron efectivamente pegados, etc. Finalmente los álbumes mismos que superaron mudanzas numerosas y siempre temibles, desde los comienzos del primer álbum, en el año 1905, hasta este fin de 2021 (Ciento dieciséis años, que no es poco). Quedó lo que quedó.

Luego -y eso es el otro límite- con los mejores criterio e intención se han trascripto, comentado o parafraseado lo que de esos álbumes se pensó más interesante.   

 Así, con saltos obligados y omisiones seguramente importantes, seguimos este pequeño viaje. 

Existe un recorte que no tiene indicación de medio ni de fecha, pero su contenido permite ubicarlo -aunque sin certeza- en el año 1925. Me parece interesante por un doble motivo. Uno de ellos es que, en coincidencia con un plan oficial, plantea la posibilidad de un proyecto urbanístico e inmobiliario en Villa Talar.

No es fácil para un argentino de hoy –integrante de la que se ha llamada "sociedad de la sospecha"- separar la expresión fría y precisa "proyecto inmobiliario" vinculado con el espacio público de la idea casi automática de algo que suscita prevención, de una acción especulativa contraria al bien común, de un negociado con varias y altas complicidades. Ignoramos de toda forma qué hubiese ocurrido en Villa Talar y en Buenos Aires, porque el proyecto urbanístico e inmobiliario finalmente no se concretó.

Además la anécdota llama a la reflexión sobre el defecto argentino de planear -a veces muy bien- pero ejecutar poco y lentamente.

Ampliemos lo que cuenta el recorte adjunto. El Intendente Municipal Carlos M. Noel, deseaba establecer un plan regulador de la ciudad de Buenos Aires y, en su marco, ocuparse por la cantidad y calidad de los espacios verdes. Contaba con el asesoramiento de una "Comisión de Estética Edilicia" y desde luego con el de los organismos pertinentes como la Dirección de Parques y Jardines. Esta dirección estaba entonces a cargo nada menos que del célebre Charles Thays, arquitecto, urbanista, paisajista, naturalista, escritor y periodista, de vasta y perdurable obra en todo nuestro país.

En este contexto, se decide contratar al ingeniero francés Jean Forestier para que estudie el tema. Este profesional tenía gran experiencia en el tema habiendo ya trabajado en grandes parques europeos, colaboró en el proyecto de la Costanera Norte porteña y proyectó la instalación del Parque o Patio Andaluz (donado por el Ayuntamiento de Sevilla) en el Parque Avellaneda. (Proyecto que, como sabemos, no se concretó, ya que el Parque o Patio es hoy la entrada al Rosedal de Palermo).

El aspecto que nos concierne es que en algún punto de su informe, Forestier recomendó al Intendente la mudanza del Jardín Zoológico de Buenos Aires, ubicado entonces como hoy, formando un conjunto con el Jardín Botánico y el Parque 3 de febrero.

 


Aquí es donde, en conocimiento de la recomendación de Forestier, aparece la sugerencia de la Asociación de Fomento de Villa Talar de instalar el zoológico en las cuarenta hectáreas del  Parque Agronómico, considerando que la ubicación de la Facultad de Agronomía y Veterinaria en un lugar “tan céntrico, no tiene razón de ser". Como puede leerse en el recorte, la sugerencia no se agotaba allí, ya que se proponía acompañar al reubicado zoológico con campo de deportes, hotel, restaurant y un largo etcétera.

Sabemos que la sugerencia no fue atendida. Esto nos permite especular acerca de si, en caso de haberse escuchado, hubiese generado en la opinión pública aceptación o rechazo o qué grado de polémica. Tampoco podemos saber si hubiese resultado positivo o negativo para la ciudad. Los más amantes del debate están libres para hacer ejercicios de historia contra-fáctica, o sea analizar los pros, los contras y las probables consecuencias de aquello que no ocurrió.

El Talar recibió al año 1925 con festejos en la plaza de Lacar y Helguera "iluminada profusamente" (¿cómo sería el "profusamente" de entonces?) y adornada con buen gusto. Se instalaron quioscos que fueron atendidos "por señoritas de la villa". El público asistente fue mucho y la fiesta fue amenizada por una numerosa orquesta. Parece ser que el ánimo general era bueno, ya que se preveía continuar la fiesta el sábado y domingo siguientes ("La Prensa" 5/1/1925).

No poseo ninguna otra información sobre 1925. Ante esa carencia solamente pueden hacerse presunciones sobre la base de hechos ciertos en el ámbito nacional. Se estaba promediando el lustro 1922 - 1927 que correspondió a la bastante tranquila presidencia de Marcelo T. de Alvear, con orden, cierto progreso y (¡oh, tiempos!) el peso moneda nacional entre las monedas fuertes del mundo. 

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El 15 de junio de 1926 el presidente de la A.F.V.T. fue oficialmente designado comisario de la sección 16a. de la Policía de la Capital, dejando de ejercer similares funciones en la 45a. con jurisdicción sobre Villa Devoto, Villa de Parque y Villa Talar.

 



A diferencia de otras oportunidades, en ésta el traslado implicó una mudanza, aunque no fue inmediata. El apego a la zona perduró en la familia, que años después se instaló en Villa del Parque (Terrada 3161) y en Devoto (Pareja 4270). 

Con motivo de su alejamiento, fue objeto de un agasajo que sin duda alguna lo llenó de satisfacción.

Si la mudanza no fue inmediata, tampoco lo fue el abandono de sus funciones en la Asociación de Fomento. Así, en febrero del año siguiente, 1927, se lo ve participando de un día de festejo al "estilo criollo", una fiesta campestre que la A.F.V.T. organizó en el parque de la Agronomía. 

(Es de notar que “la Agronomía”, como de la conocía popularmente, aunque formaba parte de Villa del Parque, que de ahí tomó su nombre, estaba integrada también a la vida cotidiana de Villa Talar y era ni más ni menos eso, un gran parque).

 


 

Un buen asado, preparado "por entendidos", buena y numerosa compañía (alrededor de doscientos vecinos), excelente clima humano, todo debe haber resultado muy grato. También seguramente al presidente de la entidad organizadora, quien estaba ya en su último mandato. Comparado con todo eso, nada debe haberle importado que la "Revista Almacenera", en la nota que se exhibe, destrozase su apellido...

 

Sin lugar a dudas, en octubre de 1927 la A.F.V.T. tenía ya otro presidente. Lamento no conocer su nombre, ni la composición de la nueva comisión directiva.

Consta sí, en un recorte sin referenciar, que esa nueva comisión directiva de la A.F.V.T. -u otra posterior- nombró al ex vecino Julián Bourdeu socio honorario, distinción con la que seguramente se sintió muy honrado.

 


 

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Por falta de fuentes, debe terminar aquí este pequeño viaje por la historia de Villa Talar.

 

Confío en haber podido demostrar (o quizás, dado el tiempo transcurrido, revelar) que Villa Talar existió como barrio, como una unidad poblacional concreta y diferenciada de la ciudad de Buenos Aires. Estuvo a veces algo confundida con Villa Devoto y hasta denominada "Villa Devoto Norte", pero existió, distinta de otros barrios mencionados en los recortes en nuestro poder. En ellos, además logicamente del propio Talar, sólo se nombra como barrios vecinos a Villa Devoto, Villa del Parque y ocasionalmente a Villa Urquiza y Chacarita. No existía entonces en esa zona noroeste de la ciudad ningún otro barrio aparte de los nombrados.

 

 

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Lo que hasta ahora ha publicado "Por los barrios narrando" tiene el amparo –relativo, si se quiere- de lo publicado en algún periódico.

Quisiera ahora abandonar  ese amparo para expresar una opinión acerca de Villa Talar y su desaparición como barrio oficial de ésta ciudad.

 

Villa Talar no es oficialmente un barrio porteño. Puedo imaginar varios motivos, aunque ninguno me consta. No siendo un barrio oficial, podría ser, según la terminología que se use, un "sub-barrio" (expresión que no me agrada ni me parece estética) o un "vecindario"; algo, en fin, más chico o de menor importancia que un barrio "como Dios manda", pero con cierta identidad propia al fin y al cabo.

Pero no. Ni siquiera queda eso y la zona no puede considerarse un vecindario cabal, puesto que la legislación (Ordenanza N° 26.607/72  y Ley 2.650/2008) ha roto su unidad. Villa Talar, recordemos, existía dentro del perímetro marcado por (con los nombres actuales), la Av. San Martín, la Av. Gral. Mosconi, la Av. De los Constituyentes y la Av. Francisco Beiró. Esa unidad fue rota: la porción de la Av. Salvador María del Carril hacia el norte fue incorporada a Villa Pueyrredon y de esa misma avenida hacia el sur fue anexada por la ley al barrio de Agronomía.

Pero cabe hacer aquí un distingo en cuanto a la categoría diferente de estos dos barrios oficiales, Pueyrredon y Agronomía.

Villa Pueyrredón comenzó a formarse alrededor de la estación "Km 14" rebautizada en 1907 "General Pueyrredón". Sus instituciones parecen haber actuado en una zona circundante de la mencionada estación y -en lo que a Villa Talar respecta- cerca de sus límites norte (Av. América / Mosconi) y este (Av. Constituyentes). Se observará que en ninguna de las notas de prensa que aquí se reprodujeron o comentaron se menciona a Villa Pueyrredón. Creo que esto se debe a su crecimiento menor en los años comentados, más lento y más centrado en su zona norte. Posteriormente, en los años 1930 o 1940, la dinámica social y el mayor desarrollo comercial de Villa Pueyrredón -en especial sobre la Avenida Mosconi- hicieron que este barrio opacara a Villa Talar y ese fue un proceso que, guste o no, no puede discutirse.

Muy distinto es el caso de Agronomía. Este barrio se formó de modo artificial. Quiero decir que la ley de barrios arrancó a Villa del Parque su Parque, el que le daba el nombre, el viejo Parque del Oeste o Agronómico, e inventó con él un barrio. Pero como resulta inconcebible un barrio sin pobladores -y "la Agronomía" no tenía residentes permanentes más allá de algún cuidador o casero, sino sólo mucho verde y algunos edificios institucionales- hubo que proveerlo de pobladores. Fue así como se quitó a Villa del Parque un trozo más, el llamado barrio Rawson (el triángulo formado por la Av. San Martín, Tinogasta y Zamudio, en el que nació Julio Cortázar), luego se le quitó a La Paternal el Parque Chas (que posteriormente tendría identidad oficial) y la mitad sur de Villa Talar que ya indicamos.

El instrumento legal  que instituye el "Día del Barrio de Agronomía" dice que éste barrio nace el 25/9/1904, fecha de la fundación de la Estación Agronómica, Granja Modelo y Escuela Práctica de Agricultura; pero todo ese conjunto, ese parque, fue creado cuando Villa del Parque ya existía y dentro de ella. Además, la fundación de un instituto cualquiera, por importante que sea, pero sin población alguna, no es suficiente para fundar un barrio. Salvo que las instituciones se implanten en un desierto, cosa que como sabemos la zona no era.

Adicionalmente, la legislación que comentamos comete otros errores retroactivos. Uno de ellos es atribuir origen agronómico o agronomicense, a destacados vecinos que en su vida hubieran imaginado tener tal gentilicio barrial, como los Doctores Ángel H. Roffo o Francisco Beiró. El primero nació en el centro de Buenos Aires en 1882 y el segundo en Entre Ríos en 1876, ambas fechas muy anteriores al supuesto origen del barrio Agronomía.  

En síntesis, lo que sostengo es que Villa Talar ha sido repartido por mitades entre un viejo barrio que creció más que Villa Talar, lo que podría justificar la anexión y otro totalmente inventado con partes de otros, sin mayor justificación.

La cuestión principal es, sin embargo, si existe o no una identidad y una voluntad talarense. Al respecto, tengo mis dudas. Quedan sí instituciones: el santuario de la “Virgen que desata los nudos” es la Parroquia de San José del Talar, en Navarro 2460; la Asociación Vecinal de Fomento El Talar Norte tiene sede en Salvador María del Carril 2956 y el Club El Talar está situado en Nueva York 2944/2960.

De existir hoy esa identidad talarense, el vecindario podría quizás unificarse y hasta volver a erigirse en un barrio oficial. Pero en este tema, lógicamente, la palabra es de los vecinos.

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