DARWIN, NUESTRO VISITANTE
Ubicación y orígenes
La
hoy Darwin, es una calle muy antigua, anterior a la creación oficial del barrio
de Villa Crespo (1888).
Nace
en Av. Warnes, transita por Villa Crespo, cruza Av. Córdoba y concluye su recorrido en el barrio de
Palermo, en la calle Honduras.
Su
primera denominación fue 52 A, cuando a las calles, que no eran tales todavía,
se las denominaba con números y letras para su mejor ubicación en el tramado de
las quintas y descampados; años de mucho terreno y cielo e incipiente
población.
La
Ordenanza del 27 de noviembre de 1893 cambia su denominación por Darwin.
Con
la expansión demográfica y urbanística producida por la integración a la
Capital Federal de los recientemente incorporados (por aquellos años) partidos
de Flores y Belgrano, esta Ordenanza de 1893 vino a tratar de dar soluciones
con respecto a las nomenclaturas de las calles.
Se
incorporaron nombres de personas sobresalientes del descubrimiento, de la
Colonia, adelantados, fundadores, Virreyes, gobernadores coloniales, hombres de
nuestra tradición militar, de la Independencia, combates, nomenclatura de accidentes
geográficos, hombres de la política y también recordaron a los hombres de
Ciencia.
Charles Robert Darwin
Este
científico nace en la ciudad inglesa de Shrewsbury
en el año de 1809.
Nieto de Erasmus
Darwin, médico, botánico, fisiólogo, poeta, inventor, naturista. Erasmus es coetáneo
de otros naturistas como el francés Lamarck, el sueco Linneo (a quien el barrio
de La Paternal lo recuerda en el nombre de una de sus calles).
Erasmus es
defensor del evolucionismo… pero del evolucionismo proveniente de un Gran
Creador, Dios. Su nieto Charles, con sus estudios, lo desautorizará.
El padre de Charles
es Robert Waring Darwin, también médico y naturista como su padre Erasmus.
A los dieciséis
años Charles, siguiendo la tradición familiar, comienza sus estudios de
Medicina, pero muy pronto comprende que no es para él y se deja tentar por las Ciencias Naturales,
ciencia a quien le dedica su vida.
Por tradición
familiar y por haber leído al naturista y explorador alemán Alexander von
Humboldt (otro nombre de calle) Charles, con veintidós años, se embarca en el
bergantín británico “HMS Beagle” acompañando la expedición comandada por el capitán Robert Fitz
Roy (otro nombre de calle) y que recorrerá nuestra Patagonia, Tierra del Fuego,
costas de Chile y Perú, islas del Pacífico, Galápagos. Tahití, Nueva Zelanda,
Australia, Sudáfrica. La vuelta al mundo (realizada en cinco años desde fines
de 1831 hasta octubre de 1836) para
realizar estudios topográficos y que Charles Darwin aprovecha para realizar sus
estudios que lo llevarán a desarrollar sus ideas y encumbrarse científicamente.
Obra fundamental
Charles Darwin
pasa a la posteridad sobre todo por su
obra, publicada en 1859, “El origen de las especies por medio de la selección
natural, o la preservación de las razas favorecidas en la lucha por la vida” Ya
desde el título no deja dudas sobre sus ideas que ampliará en obras
posteriores.
Darwin en nuestras Pampas
Entre sus
escritos hechos libros se encuentra “Diario del viaje de un naturista alrededor
del mundo”. De la edición autorizada, corregida y ampliada por Darwin del año
1844 extraigo algunos párrafos con la traducción realizada en 1921 por el teólogo jesuita Juan Mateos:
“El campamento
del general Rosas estaba cerca del rio Colorado. Casi todas las tropas eran de
caballería (…) La parte de los soldados eran mestizos de negro, indio y español
(…) Pedí ver al secretario para
presentarle mi pasaporte (…) llevaba una carta de recomendación del gobierno de
Buenos Aires para el Comandante de Patagones (…)
Mi principal
entretenimiento consistió en observar a las familias indias (…) Supe que el
general Rosas tenía cerca de seiscientos aliados indios.
El general Rosas
insinuó que deseaba verme (…) Es un hombre de extraordinario carácter y ejerce
en el país avasalladora influencia. Se dice que posee unas trescientas mil
cabezas de ganado. Sus fincas están admirablemente administradas. El general Rosas es, además, un perfecto
jinete. Acomodándose a costumbres de los gauchos ha tenido una popularidad
ilimitada en el país y por eso un poder despótico.
En la
conversación es vehemente sensato y muy grave. Su gravedad rebasa los límites
ordinarios; a uno de sus dicharacheros bufones (pues tiene dos, a usanza de los
barones de la Edad Media), le oí referir la siguiente anécdota: una vez me
entraron ganas de oír cierta clase de música por lo que fui a pedirle permiso
al general dos o tres veces pero me contestó ´si vuelves te castigaré´. Insistí
en pedir el permiso y al verme se echó a reír. Salí corriendo, pero era
demasiado tarde, pues mandó a dos soldados a que me pusieran en estacas.
Supliqué pero de nada me sirvió; cuando el general se ríe no perdona a nadie.
(…) Mi entrevista
con Rosas terminó sin una sonrisa y obtuve un pasaporte con una orden para las postas del gobierno,
que me facilitó del modo más atento y cortés.”
Reconocimiento
Varias
calles porteñas llevan nombres de científicos. En un corto trayecto podemos
encontrar a algunos naturistas: Darwin, Humboldt, Fitz Roy (no por carrera sino
por haber facilitado a Charles Darwin a realizar su formación y exámenes) y
Bonpland. Un justo homenaje.