miércoles, 29 de junio de 2022

ÁNGEL GALLARDO, NATURALISTA SOBRE TODO

 

ÁNGEL GALLARDO, NATURALISTA SOBRE TODO

 Por Eduardo Horacio Bolan

 

Una estación de subte y una avenida lo recuerdan en la Ciudad de Buenos Aires. El Museo Provincial de Ciencias Naturales de Rosario lleva su nombre así como una localidad del Departamento La Capital en la provincia de Santa Fe. En Neuquén un lago conmemora su notoriedad.

Ángel Gallardo, hombre de múltiples facetas donde sobresalen su pasión por la Ciencia y su devoción por el estudio de las hormigas.

 

Primeros años

Del matrimonio del oriental (nacido en Colonia del Sacramento) León Gallardo Esnaola y de doña Ángela Lebrero Castaño nace en 1867 el niño Ángel Juan Pedro en la Ciudad de Buenos Aires.

La lectura es fundamental en el aprendizaje de los primeros años de Ángel. La ciencia que emana de los libros de Julio Verne, su autor infantil preferido, estimula su mente curiosa. También la observación. Otro de sus libros predilectos es La historia de las hormigas (1810) de Pierre Huber. Sin olvidar la pulcritud que le exigen en su casa paterna, se tira al suelo, literalmente, protegiendo sus ropas con una frazada, para examinar de cerca a las hormigas, esos seres que trabajan sin descanso, que comienzan y no paran su accionar hasta concluir el proyecto trazado.

Completado el período de la escuela primaria se inscribe en el Colegio Nacional Buenos Aires (calle Bolívar 263). Le toca vivir, siendo estudiante, cuando es desplazado José Manuel Estrada, católico practicante, del cargo de rector del Colegio, por su convicción religiosa. El gobierno nacional del Presidente Julio Argentino Roca promueve el laicismo y este intento de separar Estado e Iglesia católica provoca la separación de Estrada y su reemplazo por Amancio Alcorta (rector desde 1883 hasta 1890).

Cabe recordar que el Colegio Nacional fue instaurado en 1863 bajo la presidencia de Bartolomé Mitre.

Ya recibido de bachiller ingresa en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, donde egresa en 1894 con el título de Ingeniero Civil. En este período universitario simpatiza y se afilia a la Unión Cívica, partido político creado en 1890 bajo el liderazgo y presidencia de Leandro N. Alem y que al año siguiente se parte en UC Radical, con Alem y UC Nacional, bajo el liderazgo de Mitre.

 


Hombre de ciencia y docente

En 1892, antes de recibirse de ingeniero, Ángel Gallardo trabaja como docente y ejerce como profesor en la materia Historia Natural en el Instituto Libre de Segunda Enseñanza (ILSE), ubicado en la calle Libertad 555. El lema del ILSE es Vitam impendere vero (vida pasa por la verdad, consagrar la vida a la verdad, que fue la consigna de Jean-Jacques Rousseau).

Hombre apasionado por las ciencias naturales, Ángel Gallardo no ejerce como ingeniero y se acerca a las enseñanzas de  Friedrich Wilhelm Karl Berg, el cual, nacido en Letonia y a fuerza de tesón y con escasos medios económicos, sabe destacarse como naturalista en su país. Karl Burmeister, nacido en la Pomerania sueca (actualmente corresponde a Alemania) pero naturalizado argentino, convoca al país a Berg para trabajar en el Museo Público, como se conocía en esos años al actual Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN) y como profesor de la cátedra de Zoología en la Facultad de Ciencias Naturales.

Acaso como es costumbre entre los acaudalados de fines del siglo XIX, los egresados universitarios celebran su título con un viaje “al Viejo Continente”. Ángel Gallardo elige ir a Francia, hogar de Jules Gabriel Verne (1828-1905), aquel escritor de literatura científica que lo deleitara en su infancia. No solo es de placer el viaje, también es de estudio. Un doble placer para el joven Ángel. En París asiste a cursos, en la Universidad de La Sorbona, dictados por destacados científicos de la época.

 

Actividad e investigaciones científicas

Al retornar al país es designado para desempeñar el cargo de profesor en la cátedra de Zoología y la de Botánica de la Facultad de Ciencias Exactas. En 1896 preside la Sociedad Científica Argentina (Av. Santa Fe 1145), creada en 1872 por el entonces Presidente Sarmiento. Comienza a publicar los “Anales” de esa Sociedad y convoca al Primer Congreso Científico, para que asistan representantes del continente americano.

Al despuntar el nuevo siglo, el XX, viaja nuevamente al exterior para representar a la Argentina en congresos internacionales en las especialidades de Botánica y Geología.

No pierde de hábito de seguir estudiando y obtiene el título de Doctor en 1902. Ante el fallecimiento de Carlos Berg, de quien aprendiera tanto, es nombrado profesor titular de la cátedra de Zoología en la Facultad de Ciencias Exactas.

No deseo abrumar al lector con toda la actividad científica desplegada y muchos más cargos que desempeña Ángel Gallardo pero recalco su afán de seguir estudiando y es por eso que detallo un nuevo viaje a París. Esta vez en 1904 y es para asistir a cursos dictados por el físico francés Henri Becquerel, descubridor (1896) de la radioactividad.

Otro cargo que no puedo dejar pasar es que en 1911 es nombrado Director del Museo de Ciencias Naturales de Buenos Aires.

 

Museo Argentino de Ciencias Naturales “Bernardino Rivadavia”

La historia de este Museo merece ser contada en profundidad pero en resumidas cuentas la idea original de su fundación pertenece a Bernardino Rivadavia, al ejercer el cargo de secretario del Primer Triunvirato (1812). Posteriormente, en 1823, el mismo Rivadavia, ahora como ministro de Gobierno y Relaciones  Exteriores del gobernador Manuel Rodríguez da cuerpo a su idea.

Desde su creación, este Museo (ubicado en la actualidad en Av. Ángel Gallardo 470, Parque Centenario),  ha recibido varias denominaciones y ocupado diferentes emplazamientos a través de décadas. En 1925 comienza la construcción del actual edificio, preparado especialmente para ser lo que es, un Museo de Ciencias Naturales. El primero de los tres cuerpos se inauguró en 1937 en la presidencia del ingeniero y militar Agustín Pedro Justo, político proveniente del radicalismo.

Ateniéndonos a los directores del Museo relacionados con Ángel Gallardo, Burmeister fallece a sus 85 años, ocupando ese cargo, en 1892. Es más, se dice que la muerte se produjo producto de un accidente dentro del Museo.

En vida, Burmeister, contrario a la teoría de la evolución, hizo gestiones para que su sucesor fuera Berg, impidiendo así que le continuara en el puesto el paleontólogo darwinista Florentino Ameghino. Por esa sugerencia anterior, Berg sucede a Burmeister.

Al fallecer Berg en 1902 ocupa el cargo de director, finalmente, Florentino Ameghino. Al morir éste en 1911 le sucede Ángel Gallardo, quien a su vez deja la dirección en 1916, en el inicio de gobiernos radicales, para asumir la presidencia del Consejo Nacional de Educación.

 

Nuevos cargos

Además de los numerosos libros y artículos publicados, Ángel Gallardo, en su nuevo cargo presidiendo el Consejo, de 1916 a 1921, duplicó la cantidad de escuelas en el país, siendo su pensamiento prioritario “fomentar nuestras escuelas, enriquecer bibliotecas, fundar y dotar laboratorios, dar elementos de trabajo a los observatorios y museos, facilitar las publicaciones científicas". Imparte un sesgo muy belgraniano a su gestión promoviendo actos para ensalzar a la bandera argentina.

Los cargos se suceden, solo nombraré los más importantes.

En 1921 (presidencia Hipólito Yrigoyen) es designado embajador en Italia. Como científico expresa: “No he sido ni soy hombre político ni tengo aspiraciones de serlo”. Como radical manifiesta “prestar, en lo que de mí dependa, un servicio a mi país y un acto de solidaridad
con el excelentísimo señor presidente de la República". En ese período italiano, Gallardo, simpatiza con las ideas de Benito Mussolini que en 1922 llega al poder.

Bajo la presidencia de Alvear es designado ministro de Relaciones Exteriores y Culto (1922/28), donde manifiesta opiniones anticomunistas.

En 1932, por unanimidad, es nombrado Rector de la Universidad de Buenos Aires, cargo al cual renuncia poco antes de fallecer, en 1934, a sus 66 años.

 

Albert Einstein, Jorge Arce y Ángel Gallardo, durante una 
conferencia en el Colegio Nacional de Buenos Aires (1925)

Sara, nieta escritora y feminista

Ángel contrae matrimonio en su juventud con Dalmira Cantilo Ortiz Basualdo, de esta unión nacen cinco hijos. Uno de ellos, es el historiador  Guillermo.  Una de las hijas de Guillermo es la escritora Sara Gallardo.

El asma, que finalmente la llevará a la muerte, no es impedimento para que Sara Gallardo (1931-1988) escriba a sus veinticinco años la novela Enero, trama ambientada en el campo argentino, en la cual su protagonista queda embarazada producto de una violación.

Su obra más famosa es Los galgos, los galgos (1968) donde retrata en un ambiente campestre la historia de un amor maldito entre Julián y Lisa, sus protagonistas.

 

Como entomólogo

Como investigador científico Ángel Gallardo se dedica, al comienzo de su carrera, al análisis de la herencia (genética, con vocabulario actual) siendo precisamente el tema de su tesis de doctorado: “Interpretación dinámica de la división celular” (1902), pero su mayor devoción es hacia el estudio de los insectos, en especial por las hormigas. Este interés se manifiesta desde su temprana niñez y él  mismo lo recuerda, años después en sus Memorias, con alegría: "Cuando volvía del colegio observaba las hormigas en el fondo de la calle Florida, donde colocaba una alfombra y me extendía para verlas más de cerca, mientras comía bizcochos de panadería y naranjas, de las cuales participaban también las hormigas”.

 A pesar de su gran actividad profesional y vida familiar siempre tendrá tiempo para escribir artículos sobre las hormigas para la Revista de la Sociedad Entomológica Argentina y en libros como “Las hormigas de la República Argentina” (1920)

 

Quedará para otro momento los recuerdos de Ángel Gallardo hacia lo que con los años sería Villa Crespo. Su abuelo materno, Manuel Lebrero poseía terrenos, quinta y casa veraniega entre las arterias Boulevar Corrientes (Av. Corrientes), Ministro inglés (Av. Raúl Scalabrini Ortiz), Camino a Moreno (Av. Warnes) y el Arroyo Maldonado (aproximadamente Av. Juan B. Justo).  Seguramente allí, en esa zona campera, en su infancia y pubertad, habrá podido observar con mayor detenimiento a sus amigas, las hormigas.